Siempre es buen momento para proponerse aprender cosas nuevas y cuando se trata de tomar vino, todavÃa mejor. Este es un mundo enorme y maravilloso donde lo mejor es que está lleno de placer y buenos momentos.
Si ya conseguiste las catas por Zoom o ese curso al que le traÃas ganas, te recomendamos que no llegues en ceros y vuélvete todo un catador.
Con que quieres aprender de vino ¿eh? Nunca está de más tener a la mano un cuadernito y un lápiz para tomar apuntes porque, aunque no es fÃsica cuántica, sà son muchos los conceptos que deberás conocer antes de ser un experto.
El chiste de aprender a tomar vino también está en disfrutar asà que ¡manos a la obra!
Asà es. Asà que consigue un buen sacacorchos (los hay de muchos modelos y precios) para que no estés peleando en el trámite de abrir la botella.
El corcho te dará las primeras pistas del vino: si se rompe en muchos casos quiere decir que está viejo, en algunos otros solo es falta de práctica y necesitas abrir más botellas (¡¡YEI!!)
No solo es una sangronada de protocolo, existe una explicación para esto: mantener la temperatura del vino lo mejor posible. Si la tomas como si fuera Whisky lo calentarás y no se podrán percibir los aromas y sabores que lo hacen único.
El tallo es la mejor alternativa y, si ya quieres jugarle al malabarista, también se vale del pie.
Hay una pieza de cristalerÃa que es todo un objeto de deseo de vitrinas y señoras refinadas: el decantador. Son jarras de vidrio -generalmente muy bonitas y con lindos diseños- donde se vierte el vino para oxigenarlo; el problema sucede cuando al vino le va mejor quedarse en la botella.
Aquellos que veas con muchos sedimentos en la parte inferior o que hayas probado y no te sepan a gran cosa están bien en el decantador. Los que tienen muchos aromas a madera, cuero o caramelo, mejor déjalos en la botella y oxigénalos dando vueltas a la copa cuando esté servido.
Por regla general de etiqueta, las copas de vino tinto deben ser un poco más grandes que las de blanco y esto es porque necesitan mejor oxigenación. Cuando sirvas un espumoso debe ir en una flauta para que las burbujas mantengan su calidad.
El vino en vaso no es del todo aceptable pero entendemos que hay veces que no hay de otra. Procura que sea ancho y alto, asà lo podrás tomar por los bordes y no calentarlo.
Y aquà la cosa se complica porque cada uno se sirve en diferentes condiciones. Esto tiene una explicación: los aromas surgen de partÃculas volátiles y el calor las desprende del lÃquido, asà que si lo sirves tibio, no tendrá sus caracterÃsticas más lucidoras. Te damos un acordeón:
A menos de que sea un espumoso que especifique en la botella que está elaborado especialmente para servirse con hielos, no lo hagas nunca, con ningún vino.
Lo que sucede al hacerlo es que los sabores se diluyen en el lÃquido que comienza a derretirse y no obtienes las percepciones adecuadas.
En este tema entran conflictos como los impuestos por importación y también por producción nacional asà que lo más seguro es que ya no encuentres vinos de menos de cien pesos mexicanos que lo valgan. Sin embargo, hay una gama amplÃsima de etiquetas buenas bonitas y baratas que sacan de apuros.
Ahà te va un curso de cata exprés: si tú hueles un vino y lo pruebas, la primera impresión que tendrás será de alcohol y difÃcilmente será de tu gusto. Para esto hay que identificar los sabores que van más allá de eso y moverlo en la boca para ver si te estimula y por lo tanto, salivas.
Si eres de vinos dulces sentirás un cosquilleo muy agradable en la lengua y te recomendamos comenzar por los blancos, si le vas más a los ácidos, será en los lados y aquà les toca a los tintos jóvenes.
Ahora, si lo que sientes es sequedad en toda la boca y te parece bien, quiere decir que eres del equipo de los astringentes que generalmente tienen crianza en barrica.
Para catar un vino hay cinco pasos básicos. Primero da un sorbo pequeño, muévelo por la boca y traga rápido para que el alcohol no turbie los sabores. Mueve la copa para que se oxigene, después da un sorbo largo, paséalo igual y abre un poco los labios para que entre aire. Respira. Hay nuevos aromas y sabores ¿cierto?
Para asegurarte de lo que percibiste, da otro sorbo, traga e inhala al mismo tiempo. Cuando exhales, tendrás más aromas en la garganta que se conocen como retrogusto.
Quizás el primer vino te sepa a eso, solo a vino. Pero te darás cuenta con el tiempo que cada vez percibes más y mejores sabores. Prueba, anÃmate a tomar vino de forma constante y te volverás un experto.