Porque no hay malas oportunidades sino malos momentos. Y todos merecen una segunda oportunidad. Esa es la premisa de Interno, un restaurante que nació en la cárcel de San Diego de Cartagena y hoy funciona como reincorporador social de prisioneras en Bogotá.
25 mujeres consideradas de mínimo riesgo vestidas con una playera negra y un moño rosa son las que atienden este lugar. Muchas están por salir, otras están en un proceso formativo cumpliendo su condena.
La Fundación Acción Interna está detrás de este proyecto que busca mejorar la calidad de vida de las mujeres en prisión por medio de actividades y capacitaciones en la industria de la hospitalidad.
En 2016, la puerta rosa que separaba a las presas de la cárcel de San Diego de la libertad se abrió como un restaurante en el que cualquiera podía ir a conocer la cocina tradicional colombiana. Al paso de los años el proyecto creció y hoy existe como un lugar en la ciudad de Bogotá donde las mujeres que están por cumplir su condena comienzan a vivir la realidad de afuera.
Y es que, aunque suene extraño que una prisión pueda ser un lugar para la buena comida, el hecho de prepararla y servirla ha servido como medio de catalizador social y aprendizaje para cada una de las reclusas.
Carimañolas de queso y carne, posta cartagenera o encocado de camarón son algunos de los platillos que se pueden encontrar en el menú.
El proyecto tiene varias aristas. La principal es la formación de todas las presas en las artes culinarias; chefs de talla internacional como el vasco Koldo Miranda han dedicado tiempo para enseñar técnicas culinarias dignas de estrellas Michelin a su planilla de mujeres detrás de la cocina de Interno.
También, muchos de los vegetales que se utilizan en las preparaciones son cultivados y cosechados por ellas mismas en su huerto con la intención de crear un vínculo entre la tierra y la mujer. Por otro lado, también aprenden de servicio y hospitalidad para que el restaurante pueda funcionar como cualquier otro.
Uno de los beneficios de trabajar en el restaurante de la cárcel -como le llaman en Colombia- es que los beneficios no solo son educativos; cada día que una mujer pasa sirviendo en el restaurante se resta de su condena.
El dinero que genera el restaurante paga el salario que recibe cada una de las involucradas, desde las encargadas de la huerta hasta las meseras, así como el salario del chef profesional que lidera la cocina. Ese dinero sirve también para mejorar las condiciones de las internas dentro del penal.
Según un reportaje de BBC Mundo, la violencia dentro de la cárcel de San Diego en Cartagena ha disminuido un 50% desde que arrancó el restaurante. Ahora, estando en Bogotá, el proyecto promete amplificarse y buscar lo mismo para otras prisiones de Colombia.
En 2018, la revista Time incluyó a Interno como uno de los 100 lugares por visitar del mundo. A partir del 8 de enero de 2021, la nueva temporada del restaurante abre una vez más en Bogotá.
Esta organización no gubernamental fue fundada en 2012 con la intención de brincar calidad de vida a los reclusos en Colombia.
Desde su arranque, ha brindado apoyos a más de 30,000 presos de 27 cárceles distintas a lo largo y ancho del país.
El objetivo es mejorar la calidad de vida de la población carcelaria, pospenada y en condición vulnerable en Colombia, generando oportunidades de reconciliación y resocialización, a través del desarrollo de sus capacidades y la generación de proyectos productivos sostenibles social y económicamente.
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