Nadie le dice que no a un rico postre después de comer, ya sea una golosina o algo más elaborado como un pastel de chocolate, una mousse o un panqué. Para complementarlos, las salsas dulces se utilizan para complementar, acompañar y matizar texturas.
Si bien es cierto que hay muchísimas, entre las más conocidas y favoritas se encuentran la inglesa, la salsa de chocolate, el coulis y el toffee o salsa de caramelo. Cada una se aprovecha de acuerdo al postre y de ellas surge un mundo de posibilidades y sabores.
Puede ser el complemento perfecto para bañar ese bizcocho recién salido del horno o vestir ese helado de gala para que salga muy elegante a la hora del postre.
Es muy sencilla de hacer gracias a que no se necesitan tantos ingredientes, eso sí, optar por una tablilla de chocolate de buena calidad siempre es la mejor opción, eso ayudará a que la salsa tenga mucho mejor textura y por supuesto sabor.
Tip Animal: Puedes agregar un toque de cáscara de naranja para aromatizar.
Deliciosa para acompañar con galletas, en algún flan o como acompañante de las bebidas calientes de temporada.
Existen dos variedades de salsas dulces cuya base es el azúcar, se llamará toffee cuando la consistencia sea mucho más espesa y el ingrediente principal sea lácteo -puede ser crema o leche-. Cuando el líquido es agua, será caramelo.
El coulis es el jarabe que resulta de triturar frutas y colar para tener una textura muy fina, es parecido a un puré aunque tiene una apariencia más ligera.
Imagina una mousse de yogurt o un helado coronado con esta salsa dulce… No solo la puedes preparar con fresas, la puedes hacer de mango o de alguna otra que se encuentre en temporada.
Esta salsa es muy común verla en pasteles y bizcochos aunque su uso principal es ser la base para preparar helados. Puede aromatizarse con especias o hierbas de olor e incluso funcionar como decoración de platos.