Aunque Guadalajara es la ciudad que hospeda a Mexía, cruzar las puertas de este restaurante es adentrarse en un recorrido por todos los rincones de México a través de su comida.
Nico Mejía, chef de raíces colimotas cuyos rasgos de distinción son una radiante sonrisa y su inagotable energía para descubrir nuevos sabores e ingredientes, es la cabeza de este proyecto que además de sumar valor a sus raíces incorpora platillos emblemáticos de diversas regiones.
Lámparas circulares a distintas alturas, una barra que enseña la abundancia de sus etiquetas y un ambiente bastante cosmopolita son los primeros elementos que se perciben al entrar a Mexía. Al fondo, unos pasos a la izquierda está la terraza, el epicentro social desde su apertura en julio de 2020 con una gran vista a la ciudad.
La crisis sanitaria lo trajo como una señal de esperanza para la industria. Con los ojos cerrados y como un salto al vacío después de varios intentos previos, Nico, sus socios, su equipo y su discurso gastronómico abrieron las puertas como un esfuerzo de resiliencia.
La idea es dar un paseo gastronómico por todo el país con Guadalajara como anfitrión. No solo se trata de la comida sino de los cocteles, la mixología y la experiencia en general, la cual lleva como estandarte una cata llamada México Líquido donde los aperitivos son el mapa del tesoro.
El país produce más de veinte destilados endémicos, la mayoría son producto de diversos agaves pero también los hay de caña de azúcar, miel, maíz y pulque. Todos existen en Mexía y se pueden degustar de tres en tres para conocerlos, distinguirlos y aficionarse a ellos.
De igual manera sucede con los digestivos que si bien se agradece un anís o una crema irlandesa, nunca está de más conocer licores como el de guanábana o de elote tierno para cerrar una comida cien por ciento mexicana.
Al chef Nico Mejía se le conoce por ser uno de los voceros de la cocina colimota en el país. Aficionado a la tuba y al pozole seco, en su carta deja muy claras sus raíces pero también abraza otras técnicas y sabores para enriquecer y apapachar a quien se siente en sus mesas.
El conocimiento de Nico acerca del mar y sus productos es de admirarse; conoce tiempos de pesca y de veda, aprovecha las especies que comúnmente se desperdician y también sabe cómo conservar el pescado a la perfección.
A raíz de este saber creó el proyecto De la Panga al Plato, donde se respeta todo lo que tenga que ver con el mundo acuático y su conservación.
Como muestra está una tostadita de pescado que es curado durante cinco días en frío desde el momento en el que sale del mar, de este modo jamás pierde su temperatura natural y, por ende, tampoco sus características originales.
Está cortado en láminas delgadas y lo acompañan cueritos de cerdo encurtido, crema de rancho, chile serrano y tomate picados. Los sabores ácidos y salados en combinación con la variedad de texturas juegan en la boca y dan una bienvenida extraordinaria.
El pescado frito es otra opción que hace homenaje a las playas de México y a sus tradiciones más básicas; viene acompañado de salsa tártara, mayonesa de tamarindo y salsa martajada para que se pueda conocer desde diversos ángulos.
Para los aficionados al pulpo, la interpretación zarandeada de Mexía cumple todo para ser buena: una cocción perfecta de la carne, salsa equilibrada pero de sabores intensos y una culminación digna de aplausos cuando se pone entre tortillas.
Según la leyenda, el pozole seco se inventó luego de que una cocinera colimota despistada dejara su cacerola sin atender durante horas y gracias a eso resultara un plato de pura carne y maíz cacahuazintle llenos del sabor del fondo pero sin nada de líquido.
Al paso de los años, se volvió la especialidad de Nico Mejía y ahora la presenta en una tostada que se termina con salsa roja y unas gotas de limón.
El cerdo siempre es una buena idea y más si es en cocciones lentas, de esas que suavizan la carne a su máximo esplendor y concentran los jugos y sabores más íntimos.
El lechón al horno es un apapacho necesario que se acompaña con puré de berenjena ahumada y otro más de zanahoria. Es el plato fuerte que se espera para terminar la comida: completo, consistente, sabroso.
Los postres se acompañan mejor con otra degustación de México Líquido pero ahora con digestivos.
Uno de los favoritos es un homenaje a Colima: una esfera de chocolate amargo simulando un coco que al cortarse devela un cúmulo de técnicas y sabores en capas. Primero una crema de coco, después una compota de mango y para terminar un bizcocho estilo bávaro humedecido con licor y más coco.
Dirección: Paseo de Los Virreyes 45, Puerta de Hierro, Centro Comercial The Landmark Planta Alta, Zapopan, Jal.
Instagram: @mexiagdl