El día de muertos es una de las tradiciones y celebraciones más esperadas en México; hay quienes incluso planean su año pensando en todos los platillos que cocinarán para estas fechas. Dentro de los hogares hay elementos que no pueden faltar como las calaveritas de azúcar y el pan de muerto, que por cierto no son iguales en todas las regiones.
Antes de la colonización del continente, para muchas culturas de Mesoamérica la muerte solo significaba el paso de la vida hacia otro nivel. Debido a esto, los cráneos eran conservados y demostraban una especie de triunfo y ritual para el fin de un ciclo.
Con el virreinato y la evangelización esta práctica fue erradicada, sin embargo, ante la resistencia de los indígenas se optó por tener costumbres “más amables” y así nacieron las calaveritas de azúcar.
Se elabora con azúcar de caña, un poco de limón para formar una masa líquida y se vacía en un molde que sirve para darle forma de cráneo.
Hoy, además de la tradicional receta, las calaveritas de azúcar se elaboran también con amaranto o hasta con sofisticados chocolates y el dulce es trabajado de manera distinta dependiendo de la región del país, por lo que hay variaciones en el resultado.
Por ejemplo, los poblanos añaden cacahuates y pepitas mientras que en el Estado de México se trabaja en ocasiones con pasta de almendras.
Existe un denominador común en las tradiciones para cualquier región que celebra el día de muertos como una gran fiesta: la comida. Sin embargo, en cada lugar es distinto y esto tiene que ver con muchas cosas como sus tradiciones ancestrales, los instrumentos que tienen para cocinar y la biodiversidad de cada lugar.
Guarapo
En Tabasco además de honrar a sus muertos con una mesa llena de alimentos tienen días de veneración y oración. Los primeros días de noviembre las calles se preparan para dejar deambular a sus muertos libremente y los festejos comienzan exactamente nueve días antes con la preparación de guarapo.
Es una bebida a base de maíz quebrado que se tuesta y se mezcla con piloncillo (conocido en el sureste como panela) molido y agua. Esta preparación se deja fermentar durante estos nueve días y después está lista para beberse.
Mucbilpollo
En la zona maya yucateca existe el Hanal Pixán que es la celebración de muertos y coincide con las fechas de todo el país.
Uno de los platillos tradicionales es un tamal que puede ser hasta de 10 kilos y se llama mucbilpollo. Se prepara en un pib u horno bajo tierra -el mismo en donde se hace la cochinita pibil-.
Mole amarillo
Dentro de los siete moles de Oaxaca existe uno que hace su aparición especial en la celebración de día de muertos: el mole amarillo.
Se llama así porque se utilizan chiles como el chilhuacle, el chicostle o el costeño amarillo; también se le puede agregar carne de pollo o cerdo, verduras, bolitas de masa llamadas chochoyotes, hoja de aguacate y hierbasanta.
El significado del pan que tradicionalmente se elabora desde octubre no es tan agradable como su sabor pues su historia y origen, aunque con versiones distintas, siguen sin ser las más románticas.
Las antiguas civilizaciones de Mesoamérica realizaban sacrificios humanos como rituales cotidianos a sus dioses con un nivel de devoción que no deja de sorprender. Entre sus múltiples maneras de sacrificar, una era sacar el corazón de la “ofrenda”, es decir, la persona tributo.
Hay quienes dicen que el ritual del que surge la idea de hacer pan fue el de ofrecer una princesa a los dioses, sacarle el corazón viva y mientras seguía latiendo lo metían en una olla con amaranto y el “sacerdote” o encargado del ritual se lo comía para agradecer a las deidades. Las tradiciones eran muy distintas a las de ahora.
Otros cuentan que para enterrar a los muertos se hacía un pan de semillas de amaranto que bañaban en la sangre que sobraba de los sacrificios.
Una versión asegura que el pan siempre fue utilizado para simbolizar el corazón de un ídolo. Era creado de varios elementos y simplemente se hacía una representación de un sacrificio, sacándole el “corazón” (pan) a este ídolo ficticio para después repartirse entre todo el pueblo.
A lo largo del país hay distintos tipos y poco a poco ha evolucionado en la forma en que se presenta. Por ejemplo, en el centro del país es redondo y cubierto de azúcar.
En estados como Michoacán o el Estado de México puede ir cubierto de amaranto y en Oaxaca se usa pan de yema decorado con la figura de una cara hecha de cerámica.
Con toda su tradición, el día de muertos es uno de los festejos más apreciados y esperados en todo el país.