El hambre es un problema global; cuando una persona no tiene qué comer es incapaz de desarrollar por completo sus cualidades físicas y mentales. Por eso, a partir de la década de los 70 se puso sobre la mesa un tema que concierne a todos, la seguridad alimentaria.
“El hambre perpetúa la pobreza al impedir que las personas desarrollen sus potencialidades y contribuyan al progreso de sus sociedades”
Kofi Annan, ONU, 2002.
En sus primeras definiciones, la seguridad alimentaria solo incluyó en su descripción la producción y disponibilidad de comida a nivel global y de cada nación. Sin embargo, debido a que cada país contaba con características económicas y culturales distintas, este concepto se quedó corto.
Coincidieron en algo: puede haber producción suficiente de alimentos e incluso estar perfectamente disponibles pero eso no significa que sean realmente accesibles para la población.
Con el paso de los años este concepto se ha ido modificando con la finalidad de tener una visión más extensa y que abarque situaciones que contemplen los diversos escenarios que vive cada nación en particular. Sin embargo, algo es claro: la alimentación es un derecho humano.
Así, en los años 80 se incluyó también el acceso económico y físico. Para la década de los 90, el concepto fue aún más completo: este mencionaba a la alimentación como un derecho humano y así como la inocuidad y las distintas preferencias culturales de cada sociedad.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés) la describe como:
“La seguridad alimentaria a nivel individual, familiar, nacional, regional y global se alcanza cuando todas las personas tienen, en todo momento, acceso físico y económico a suficientes alimentos inocuos, sanos y nutritivos que les permitan satisfacer sus necesidades y sus preferencias alimentarias para llevar una vida activa y sana.”
Aunque parecen similares no son lo mismo y es importante no confundir la seguridad con la soberanía alimentaria. Son dos las diferencias sustanciales.
1. La seguridad alimentaria no habla acerca de la concentración del poder económico que supone la producción como un negocio. Es decir, no hace mención en cuanto a la riqueza se refiere en los distintos eslabones de la cadena; esto significa que los empresarios pueden concentrar inequitativamente las ganancias.
Por otro lado, la soberanía alimentaria parte de la distribución justa de la justa y equilibrada de las ganancias económicas que la producción supone.
2. La segunda diferencia tiene que ver con la forma en que se producen los alimentos. A pesar de que la FAO es pionera en temas de mejores prácticas agrícolas y sostenibilidad, no menciona esto dentro de la seguridad alimentaria.
En contraste, la soberanía que pone a la sustentibilidad y el ser amigable y respetuoso con el medio ambiente como principio para la producción de la industria.
Una cosa es el concepto escrito en el papel, incluso como derecho plasmado en un acta o en una constitución, pero en la realidad, ¿quién se encarga de velar y hacerlo cumplir?
En teoría el Estado tiene la obligación de asegurar el derecho a la alimentación o al menos de crear políticas públicas efectivas para que las personas no mueran de hambre. Esto está íntimamente ligado con el derecho a la vida.
Entonces, la seguridad alimentaria es vital para hacer valer el derecho a la alimentación y a la vida. Poner el tema sobre la mesa y no quitar el dedo del renglón hasta que se cumpla con cabalidad es responsabilidad de todos.