No te limites al jamón y al queso, los sándwiches son un mundo de posibilidades para hacer recetas nuevas y tener una comida completa.
Todo cabe entre panes sabiéndolo acomodar y más si son ingredientes que hay en tu alacena o puedes conseguir fácilmente. ¿Quieres impresionar a tus compañeros de trabajo o a tus roomies? Toma nota.
Sí, pero no por eso debes darle menos amor a tu preparación. Un sándwich es todo un universo: puedes meter en él todos los grupos de alimentos y tener un plato único para no complicarte la existencia a la hora de la comida.
Aunque lo más sencillo es conseguir pan de caja -sí, ese que venden en el supermercado o en la tiendita- también puedes echarle creatividad a las variedades. Nadie le hace el feo a un bolillo, o quizás una chapata te saque de la cotidianidad esta vez.
Si quieres subir a las grandes ligas invierte en una sandwichera o una prensa de paninis. En casos extremos, incluso la wafflera es un magnífico aliado para dar ese terminado crujiente y calientito a tu cena.
Basta derretir un poco de mantequilla en un sartén para poner a dorar ahí las dos tapas de nuestro sándwich. Posterior a eso agrega un poco de mostaza en una de ellas y ahora sí, el queso.
Lo más recomendable es utilizar cheddar ya que es una variedad con carácter y gratina tan delicioso que comenzarás a salivar en cuanto lo veas derretirse. Si lo que tienes en casa es Chihuahua, Gouda o asadero, también funcionan.
Pon suficiente en ambas tapas y cuando el calor comience a hacere de las suyas, forma el sándwich y deja que se termine de tostar.
¿Quieres llevar estos sándwiches al siguiente nivel de recetas maravillosas? Antes de cerrarlo, voltea cada tapa en el sartén para que se forme una costrita que dará sabor a todo el paquete.
Este es un sándwich de jamón y queso que creció para convertirse en la cena más rica que vas a tener esta semana. No utiliza dos, sino tres rebanadas de pan de caja y se complementa con lechuga, jitomate, tocino y condimentos para hacerlo perfecto.
Su presentación clásica es partida en cuartos; generalmente se coloca un palillo en cada uno para que sea fácil de comer y no se deshaga en el camino.
Si te estás cuidando, esta es una de las recetas de sándwiches que más te va a gustar. Popularmente, una ensalada caprese se prepara con mozzarella y jitomate bola, sin embargo, puedes adaptarlo a lo que tengas en el refrigerador.
Lo más rico y accesible es un queso fresco con unas rodajas bien sazonaditas con sal de grano y aceite de oliva. Si tienes un poco de vinagre balsámico y albahaca, ¡qué mejor!
Coloca todo esto sobre un pan integral previamente tostado. La magia surge solita en la primera mordida.
Hablemos de recetas de sándwiches gordos y maravillosos. Esos que conquistan las pantallas de Hollywood y que se han vuelto legendarios.
Si te gusta el tocino seguramente has escuchado del BLT, una combinación entre panes de tocino, queso y vegetales. Sugerimos llevarlo a otro nivel con pollito deshebrado y mayonesa de chipotle. ¿El resultado? Un homenaje a la sabrosura.
Las latas son esas cosas que siempre caben en un carrito del supermercado pues sacan de apuros en un día de hambruna y escasez.
¡Pero no comas ese atún tan aburrido como siempre! Mejor dale una pasada por el sartén con chilito chipotle, cebolla y jitomates picados.
Eso colócalo entre panes integrales tostados y verás una nueva cara de las latas de comida.
Si no has preparado hummus en casa, esta es tu oportunidad. Además de ser delicioso, es una fuente muy importante de proteínas y carbohidratos complejos que completan una nutrición saludable.
¿Ya lo tienes? Úntalo en un pan de panini o integral, pon unas rodajas de pepino, algunas rebanadas de aguacate y cubre con germen de alfalfa. Un poquito de sal, pimienta, aceite de oliva y tu sándwich está listo.
Desayunar sándwich es una de las cosas más deliciosas y placenteras que existen para arrancar el día con todo. Un huevito entre panes con jamón, queso o cualquier cosa que tengas en el refri le va muy bien así que echa a volar la imaginación.
Si te gustan estrellados, prepara tu sándwich como todo un profesional: haz un hueco en el centro de una de las rebanadas de pan, pon un sartén caliente con un poco de mantequilla y tuesta. Lo siguiente que debes hacer es cascar el huevo en el agujero y dejar que se cocine.
A la otra tapa -que también te recomendamos darle una tostadita- úntale condimentos, cubre con una loncha de jamón y otra de queso.
El pan que tiene el huevo va en la parte superior. A la hora de cortar, el mismísimo paraíso se desbordará con esa yema tiernita sobre todos los ingredientes.
¿Te sobran verduras y no sabes qué hacer con ellas? La solución es ponerlas entre panes. Para dar mejor sazón, pásalas por la plancha con un poco de sal de grano hasta que comiencen a tomar color.
Lo siguiente que debes hacer es untar un trozo de baguette o pan de caja con un poco de queso de cabra.
Si también te sobró cilantro o albahaca, licualas con aceite de oliva y un poco de queso, así tendrás un pesto de campeonato.
Sirve los vegetales, báñalos con el aderezo y ¡Listo!