A la chef Gaby Ruiz la amamos por sus tostadas de mentiras, por conectar los sabores con la música en ejercicios de sinestesia y más ahora por darnos un poco de México en forma de comida casera a domicilio.
Siempre Carmela es una nueva extensión de su proyecto, el cual lleva a cada casa -perfectamente bien empacado al vacío- una muy buena porción de alegría a través de guisados ricos y asequibles.
A finales de 2017, una nueva forma de entender la comida comenzó en Carmela y Sal. Gaby Ruiz, quién ya había emprendido vuelo en Villahermosa con su restaurante GourmetMX, abrió puertas en la Ciudad de México para enseñar los sabores de su tierra al comensal chilango.
La tabasqueña creció entre cacaotales y notas de música y fue justo en la conexión entre ambos donde descubrió un mundo maravilloso que conecta la gastronomía con el ritmo: la sinestesia.
Su oído es capaz de conectarse con el sentido del gusto y ponerle sabores a cualquier canción. Ha colaborado con artistas como Monsieur Periné y próximamente le dará el toque gastronómico al nuevo sencillo de Ximena Sariñana.
Para Gaby, Carmela y Sal es el sueño hecho realidad. Todo, desde la ambientación del lugar, el equipo con el que trabaja y los ingredientes que utiliza son parte de un mundo mágico en el que se desenvuelve como pez en el agua.
Sin embargo, algo le faltaba. Algo que nació con la crisis sanitaria y que promete quedarse para la nueva normalidad. Comida casera, eso que ella llama, la comida más sincera.
Hay platos que nos regresan a esos lugares donde nos sentimos más queridos. Sabores que evocan a los que ya no están y que reciben con los brazos abiertos a quienes están por llegar.
Pero el tiempo pasa rápido y la cotidianidad ya no es la misma que hace años donde la comida casera era la columna vertebral de un hogar. Las prisas, la rutina, el trabajo nos han hecho desprendernos de esos guisados apapachadores que en sus aromas tienen el mayor de los cariños.
Para Gaby Ruiz esta es la verdadera comida de confort. Esa que nos recuerda de dónde venimos y siempre sabe bien entre tortillas. La que humea y atrae, la que une en una mesa a los seres queridos.
El menú de Siempre Carmela consta de diez guisados fijos y uno que cambia cada temporada. No hay que perderse las rajas poblanas con pollo, cuyo toque ahumadito nos transporta de forma instantánea a las cocinas tradicionales.
Los detalles de sazón los dan los ingredientes del sureste: la fragancia del coco en su interpretación de minilla y la dulzura del plátano macho se encuentra armónicamente en el mole poblano.
¡Ni qué decir del frijol con puerco! La carne es tan suave que verdaderamente se siente como una canción que alguien cantaría en una tarde lluviosa.
Las porciones pueden ser de 250, 500 gramos o un kilo; todo viene empacado al vacío, con la intención de que sea lo más fácil de cocinar y almacenar posible. Así, la comida casera volverá a las casas y lo mejor de todo: a un precio justo.
Elegir un favorito es muy difícil. Así como las mamás dicen que quieren igual a todos sus hijos, así me pasa con los guisados de Siempre Carmela. Pero si la pregunta es cuál he comido y disfrutado más, la respuesta sería la tinga de setas.
Pasan los minutos y Gaby rectifica.
Cocinar y comer mole para ella es como escuchar el Danzón No. 2 de Arturo Márquez: tranquilito en el comienzo -porque para el mole hay que tener tiempo, nos cuenta- y emocionante en pungencia, como las percusiones del clímax de esta pieza.
La primera vez que hice este mole fue todo un ritual. Mi hermana estaba por casarse y me pidió que le hiciera algo para el banquete de su boda; dejé los ingredientes a la luz de la luna, los freímos a día siguiente y después se integraron en un molino de piedra que compré especialmente para la ocasión.
Desde los ojos de Gaby, hacer un mole tiene algo de brujería -de la bonita, nos aclara-. También encuentra en esta preparación una forma mágica de compartir sensaciones.
Igual que en el libro Como Agua Para Chocolate, encontró la forma de transmitir emoción a través de las notas picantes, nostalgia en la profundidad de sus especias y alegría en lo dulce que aporta el plátano macho, tan tradicional de Tabasco.
Pedidos: Canasta Rosa, UberEats y Shopify.
Instagram: @siemprecarmela
Teléfono de contacto: 5576001277