Efectivamente, existe. La torta de garbanzos -como se le llama comúnmente a este pastel- es uno de los postres más entrañables de Sinaloa, en México.
Para algunos suena extraño y hasta irreverente. Aquellas esferas doradas que aparecen en un caldito de barbacoa o en un arroz a la mexicana siempre han existido en el imaginario de comida salada; sin embargo, pasarlas al lado dulce de la cocina da resultados más que satisfactorios.
Al pastel de garbanzos lo vemos desfilar en las bodas sinaloenses entre música de tambora y comida espectacular, como en el resto del estado.
No es el único postre que lo aprovecha como ingrediente principal, aparece también en recetas de dulces muy arraigadas a las comunidades rurales de la región.
Es común encontrar torta de garbanzos también en Nayarit y Jalisco aunque la receta varía un poco; se agrega aguardiente de tuna -que también se puede sustituir con vino de Jerez- y claras de huevo montadas.
El sabor es bastante peculiar: no se percibe en gran medida el garbanzo, pero éste aporta textura al pan y combina sorprendentemente bien con frutas en conserva como higos, fresas o plátanos.
No te imagines una consistencia demasiado aireada: es algo entre un panqué común y un pay de queso. Los garbanzos no esponjan, sin embargo, se le añade un poco de harina y clara de huevo para que no quede demasiado denso.
Esta receta la publicó Pati Jinich en la octava temporada de su serie Pati’s Mexican Table, la cual fue premiada por la fundación James Beard, algo así como la Academia de los Óscares pero de la gastronomía.