Hay grandes ingredientes para agregar sabor y color a nuestros platillos o cambiar la sazón común y hacer cosas espectaculares. Las hierbas frescas son el aliado más confiable para esta misión aunque almacenar bien cada una es importante para que duren y mantengan sus maravillosas propiedades.
Lo primero que debes definir para elegir cómo guardarlas es cuánto tiempo quieres mantenerlas contigo y para qué. Debes saber que no tienen una larga vida, a lo más que aspiran en buen estado son cinco días.
Almacenar hierbas frescas no siempre es fácil; si eres de las personas que no desperdicia nada, entenderás lo importante de aprender a hacerlo ya que por muy poquito que compres, muchas veces sobran y terminan en la basura.
Este es uno de los métodos más populares, consiste en sumergir el tallo de las hierbas en un frasco limpio, cubrir todo con una bolsa de plástico y guardarlo en el refrigerador. Algo parecido a poner en agua las flores frescas de casa.
La idea con este método es que el tallo absorba el agua y así mantenga las hojas crujientes, hidratadas y frescas. Sin embargo, no todo es miel sobre hojuelas: almacenar hierbas frescas de esta forma solo las mantiene en buenas condiciones máximo dos días, así que si las necesitas después habrán perdido su color y su forma.
La idea con este método para almacenar hierbas frescas es que la toalla absorba la humedad que, en exceso, puede provocar que se marchiten. Además, el ambiente seco y frío evita que crezca moho.
Debes estar al pendiente de tus hierbas ya que alrededor del tercer día la servilleta ya está bastante húmeda y aunque todavía se conservan verdes, los tallos ya no están crujientes y pierden estructura.
Las hierbas aún pueden estar perfectas para mezclarlas en tu receta pero no para que decoren tus ensaladas o guarniciones.
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Este método es exactamente igual que el de la servilleta anterior, solo que las toallas se humedecen previamente antes de envolver el ramo. Podemos decir que este método es el que extiende mucho más tiempo la calidad de tus hierbas frescas.
Basta con humedecer una toalla de papel o tela; asegúrate que no escurra ya que si te pasas de agua se formará moho en las hojas. Posteriormente deben guardarse en una bolsa con cierre hermético y refrigerarse.
Después de una semana el cilantro, perejil u otras hierbas estarán casi tan frescas como el primer día y la merma será casi nula.
Otra forma es guardarlas directo que como llegaron a casa, en esa bolsita de plástico delgada y sin cierre hermético, también sin lavar, recortar o secar.
Por raro que parezca, este método es bastante más exitoso de lo que aparenta. Solo basta con enrollar un poco la bolsa y colocar la apertura hacia abajo para que no entre demasiado aire frío. Te sorprenderás con lo verdes, húmedas y crujientes que se conservan las hierbas.
Sí hay cierta cantidad de merma ya que los ramitos que están más cerca de la abertura de la bolsa se marchitan y la humedad que se guarda puede hacer viscosas algunas hojas pero el desperdicio no supera el 20%, así que si no tienes tiempo para hacer algo más esta es una excelente idea.
Este método es similar al primero que mencionamos, pero aquí se evita cubrir las hojas: solo hay que sumergir el tallo y así, como florero, hay que refrigerarlo.
Con esta variación tus hierbas sí se conservan durante más días en buenas condiciones; sin embargo, los tallos y hojas que entran en contacto con el agua se vuelven viscosas por lo que ya no se pueden usar.
Dejar tu ramo descubierto solo provoca alrededor de 20% de merma, así que inténtalo si utilizarás tus hojas pasados los 4 días.