Siempre hay maneras de hacer la ensalada un poco más alegre y sabrosa; una de ellas es preparar una buena vinagreta que combine con sus ingredientes y la aliñe a la perfección para hacer una comida mucho más que saludable.
Pero a veces pasa que los aderezos arruinan la verdadera intención de comer vegetales: esas ganas locas de salir corriendo a la playa con un bikini que enseñe un cuerpo escultural. No, esas salsas que llenan de cremosidad a los vegetales nos dejan lejos del objetivo; en cambio, la solución está en mezclar aceite, vinagre y algún otro ingrediente que le dé gracia al aliño.
Piensa en una vinagreta como un lienzo en blanco. Los dos ingredientes básicos que necesitan son aceite vegetal y vinagre. Elige cuidadosamente: las variedades de cada uno darán fondo e identidad.
Químicamente, la vinagreta es una emulsión, es decir, una combinación de dos ingredientes que por lo general no se mezclan entre sí. ¿Has probado diluir aceite en agua? ¿Lo has logrado? Exacto, es casi imposible.
Se utiliza una parte de vinagre por tres de aceite y la unión se da a través del calor que brinda el movimiento y un ingrediente emulsionante que cree el enlace entre ambos. Aquí se puede pensar en yema de huevo, mostaza o miel. Junto a ellos van la sal y la pimienta.
Pero estos elementos solitos harían aliños monótonos y aburridos. La magia también reside en aromatizarlos y aquí es donde se aprovecha el lienzo: llena de colores e ingredientes la fórmula para hacer una vinagreta especial para cada ensalada.
Aprovecha lo que tengas a la mano: hierbas aromáticas, especias, semillas, frutas e incluso vegetales. Juega con los tipos de grasa para hacer distintos estilos; si usas, por ejemplo, aceite de ajonjolí para hacer la vinagreta, la ensalada tomará un tono más oriental.
El vinagre balsámico dará un fondo más dulce que el blanco o el de manzana; para resaltar los colores de las hierbas o semillas mejor utiliza una variedad en tonos claros y sabores que los complementen.
Una regla de oro: primero va el vinagre con el emulsionante y las guarniciones; después hay que empezar a batir con un tenedor o globo para servir el aceite en forma de hilo -es decir, despacio pero constante-.
Hacer una vinagreta es cansado, debes batir durante todo el proceso. Puedes hacer trampa con una licuadora pero primero siente lo que es hacerla de forma artesanal.
Esta receta es ideal para ensaladas con hojas verdes y, aunque no lo creas, también las que traigan jitomate entre sus ingredientes principales como una caprese.
La acidez y dulzura darán equilibrio a las hortalizas que sean amargas, así que aprovecha la arúgula o las lechugas morada y frisée.
Esta es la opción de cajón para cualquier preparación en frío de vegetales. Sabe espectacular cuando tu ensalada tiene corazones de alcachofa o manzana; también cuando se combina con espárragos o pasta.
Dale a tus ensaladas un toque asiático con esta vinagreta. El aceite de ajonjolí dará equilibrio a la intensidad del jengibre y la acidez de los cítricos.
Si eres fan de la ensalada caprese, esta es tu vinagreta. Aunque el aliño tradicional no se mezcla entre sí antes de agregarlo a la preparación, puedes ensayar con esta para dar un toque más especial con la cebolla.
Esta receta es ideal para ensaladas que tienen frutas ácidas. Aprovecha las lechugas neutras como la romana o la italiana y hojas frescas como la menta para hacer mezclas con queso de cabra, fresa y esta maravillosa vinagreta.