
Para que la comida no se queme o se quede cruda, es importante saber cómo controlar el fuego de la estufa y eso sólo se logra con práctica (y estos tips)

Bien dice el chef Dante Ferrero: el fuego se puede controlar pero nunca se domina. Una vez que entendemos que al calor hay que agarrarle el modo, se vuelve un aliado más que un enemigo.
Porque a todos nos ha pasado: buscamos un jugoso término medio en el corte de carne pero conseguimos una suela de zapato. O queremos una pasta al dente y en aras de no sobrecocerla, queda con la textura de un pelo de escoba.
Efectivamente, las lecciones de nuestros padres son ciertas: antes de quererlo controlar, al fuego hay que tenerle respeto. Jugar con él sólo va a hacer que nos quememos o peor aún, que se queme nuestra comida.
Todos los que fuimos principiantes lo sufrimos: cuando queríamos que las cosas estuvieran listas rápido acudíamos a la llama alta y en muchos casos lo único que conseguimos fue echar a perder todo.
Tienes que saber que hay distintos métodos de cocción y el fuego se aplica distinto incluso en una sola preparación. Jugar con el calor y la temperatura para lograr texturas distintas y placenteras al gusto es algo que irás aprendiendo con la experiencia.
Si te gusta la carnita asada y eres un aficionado con ganas de sacarle jugo al asador, éste también puede ser tu mejor maestro para controlar el fuego a la hora de cocinar. Aventúrate y aprovecha todos los momentos de la leña o carbón para hacer magia.


