Los aromas, sabores y colores del vino son elementos fundamentales para entenderlo, disfrutarlo y aprender a maridarlo.
Una cata es una experiencia multisensorial donde los sentidos juegan un papel clave. Lo primero que se hace es un análisis visual del vino ya que el color dará muchas pistas para saber cosas como su producción y añejamiento.
El color del vino depende de muchos factores, uno de ellos es la cantidad de pigmento que tenga la uva. A las moléculas que dan los tonos se les conoce como antocianos.
Viven en la piel y pueden tener tonalidades azules, rojas y violetas. Cuando se combinan con los taninos -responsables de la astringencia- aportan color a los vinos.
Ambos son antioxidantes benéficos para la salud; sin embargo, sus radicales libres se van perdiendo con el oxígeno, lo que hace que los colores del vino evolucionen de diferentes maneras.
Otro factor importante a tomar en cuenta es el clima en el que se cosecharon las uvas; en regiones frías hay menos color y cuando es más cálido, la uva desprende más colorantes. Recuerda que un vino cambia de color también por la edad.
Si nos enfocamos en los diferentes tipos de uva encontraremos que los vinos llegan a obtener colores más intensos por su capacidad de coloración como los Garnacha Tintorera, el Cabernet Sauvignon, Tempranillo o Syrah.
Por otra parte, la Garnacha Tinta o el Pinot Noir producen vinos con colores más ligeros.
El proceso de producción también es clave para que los vinos tengan diferentes colores. Si se elabora y de manera inmediata se embotella se denominará joven; a éstos los caracterizan tonos violáceos de gran intensidad.
Cuando un vino es criado en barrica llegan a tener tonalidades cerezas y rojos, esto se debe a la micro oxigenación; mientras más tiempo pasen en barrica los vinos llegan a adoptar colores más parecidos al granate o ladrillo.
Aunque no lo creas el clima es otra variante para que los vinos lleguen a tener esos colores tan potentes y brillantes que tanto llaman la atención.
Los antocianos cobran vida en las uvas, cuando éstas tienen contacto con el sol se disparan los polifenoles, los cuales son los encargados de determinar la cantidad de pulpa; los vinos cuyas uvas pasaron más tiempo en el sol siempre son los que tienen colores más intensos.
Otro factor que influye en la colorimetría del vino es la zona en donde se producen, desde la altura del viñedo, la temperatura del día y noche y la dirección de planeación. Todo esto hace que los antocianos tengan una mayor concentración provocando tonalidades más oscuras.
La colorimetría de este tipo de vino -que es perfecto para maridar con pescado- depende mucho más del clima, la elaboración, la variedad de uva y por supuesto de la crianza.
La coloración del vino blanco viene en su mayoría de las uvas que no tienen pigmentos rojos en la piel pero no te vayas con la finta: también hay botellas hechas con variedades tintas como el famoso Champagne.
¿Cómo se logra? Basta con apachurrar la uva y extraer el jugo sin macerar con las pieles y proceder de manera inmediatamente a la fermentación.
En el vino blanco podremos encontrar una gran variedad de colores que van desde el verde brillante hasta el oro. Normalmente los vinos que suelen tener reflejos verdosos son vinos jóvenes.
Cuando no tiene crianza, -es decir no pasa por barrica- los colores son más potentes y llamativos y cuando pasan un tiempo en maderas llegan a tener tonalidades doradas y pajizas.
La evolución en los vinos rosados es más rápida que los tintos; la cantidad de antocianos que contienen es mucho menor por lo que el vino se ve afectado por su oxidación. Las uvas que suelen ocuparse para la elaboración de este son Cariñena, Tempranillo, Pinot Noir, Cabernet Sauvignon, Merlot entre otras.
Los vinos que tienen maceraciones largas dan tonalidades rosas más fuertes, casi llegando a violetas; por otra parte, las que son más cortas, nos dan colores más rose gold.
Uno de los puntos importantes a tomar en cuenta para el color del vino rosado es el modelo de producción que se utilice, hay dos técnicas diferentes. Sangrado o Clarate.
Los vinos rosados que pasan por la técnica de sangrado se obtienen al dejar las pieles de la uva con el jugo por un par de horas; esto hace que el vino vaya tomando una tonalidad rosácea.
Por otra parte, en la técnica de Clarete se produce una mezcla de uvas blancas con tintas. Hay vinos que pasan por tintos aunque tengan un bajo color.
Y como tip final recuerda: