El Mediterráneo tiene una de las cocinas más abundantes y amorosas del mundo. Es tierra fértil donde se producen buenos vinos, cremosos gelatos, pastas y aceites muy aromáticos. Ni qué decir de los quesos italianos, cada uno de ellos es único y sólo de imaginarlos en pastas y focaccias se nos hace agua la boca.
Si eres de los que aman el queso sabrás que Italia tiene una gran variedad de estos, y si no, no te preocupes aquí te contamos un poco más. Los hay frescos, maduros y semi maduros. Aprovechan la leche de distintos mamíferos y cada uno habla de la cocina e ingredientes de su territorio.
También es importante saber que a cada platillo le corresponde un tipo de queso en específico. En Italia es un sacrilegio preparar una pizza con algo que no sea mozzarella o creer que los botes del supermercado en realidad son parmesano auténtico.
El queso parmesano es uno de los más conocidos alrededor del mundo. Este lácteo se fabrica con leche de vaca que proviene del norte de Italia principalmente en las zonas de Parma, Emilia-Romañán, Modena, Bolonia y Mantua.
Su origen está ligado a los monasterios benedictinos. Este queso se puede dejar madurar entre 12 meses y hasta 36.
Su producción es tan especial y cuidada que cada rueda de queso está numerada y se puede saber con precisión cada detalle.
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Este tipo de queso puede llegar a compararse con el parmesano; sin embargo, a diferencia de este último tiene un tiempo de maduración de 8 meses. Solo para que te des una idea, se necesitan 1.5 litros de leche fresca para hacer 100 gramos de queso.
Este queso se produce a partir de leche cruda de vacas alimentadas principalmente con forraje fresco. Las vacas se ordeñan dos veces al día.
La mozzarella italiana tiene origen en la región de Campania, se produce a base de leche fresca de búfala y tiene Denominación de Origen Protegida. Este queso es utilizado en la elaboración de la legendaria pizza napolitana. Se utiliza fresco, ya sea rallado o troceado.
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Este queso se produce en la región italiana de Puglia; se empezó a producir entre los años 20 y 50 del siglo pasado con la finalidad de utilizar el suero de la fabricación del queso mozzarella.
Burrata en italiano significa mantequilla; este queso tiene un exterior duro y en el interior es más suave y cremoso.
Ingredientes
Procedimiento
Este es otro de los quesos italianos consentidos pues es una variedad dulce que le da forma a los más deliciosos postres. El mascarpone es oriundo del Norte de Italia, un queso fresco que se obtiene de la elaboración de crema de leche y ácido cítrico.
Es un queso cremoso, consistente, de color blanco-amarillento muy claro, con sabor dulce y altamente calórico. Es muy utilizado para preparar tiramisú y para acompañar el panettone.
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Si eres fan del requesón, definitivamente debes probar esta variedad italiana que se elabora con el suero de la leche de vaca.
Es una gran opción para elaborar tartas de queso o acompañar frutas; también se emplea en preparaciones saladas.
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Es un queso originario del norte de Italia. Al igual que todos los quesos se elabora a partir de cuajada; su peculiaridad es que se ahuma en leña para tener ese color y consistencia. La mejor manera de utilizarlo en la cocina es en paninis, pastas y pizzas.
Otra forma de comerlo es en rebanadas con aceite de oliva, pimienta negra, sal y hierbas finas. Ideal para acompañar con un vinito tinto.
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Este queso se elabora con leche de oveja; es de aspecto duro y sabor altamente salado. Tiene un 36% de grasa, y es común verlo de noviembre a junio.
Se usa frecuentemente en salsas y para gratinar. Es un queso de pasta prensada dura y un sabor intenso y picante.
Puedes comerlo con una galletita, queso y manzana.
Este pariente del roquefort y del blue cheese es una variedad de queso hecho con leche de vaca a la que se le inyecta un hongo llamado penicillium roqueforti.
Es tradicional de la región de Milán y su nombre es el de la ciudad en la que se elabora.
Este tipo de queso italiano tiene Denominación de Origen y se produce en dos variedades. Fresco con sabor dulce, blanco y ligeramente pajizo y Asiago Curado de sabor más fuerte y con corteza color paja compacta y granulosa.
El queso fresco se fabrica con leche entera y tarda en madura de 20 a 40 días. El queso curado se elabora con leche desnatada y su maduración puede tardar de 3 meses hasta un año.
Es ideal para acompañar ensaladas o comerlo con melón chino.