Hablar de maíz nativo en México es hacer un apunte importante en el entorno cultural; en su etimología lleva la misión: “lo que sustenta la vida” y así de importante es el legado que durante cientos de años esta planta ha tenido en nuestro país.
La Ley Federal para el Fomento y Protección del Maíz Nativo supone un gran avance ya que se convierte en patrimonio alimentario y cultural de México. Pero ¿qué significa esto? Aquí te lo explicamos.
El 13 de abril de 2020 el Diario Oficial de la Federación publicó el decreto con una nueva ley en donde el fomento y la protección del maíz nativo son los protagonistas en los siguientes años para la agricultura.
Esto no surgió de manera espontánea; la propuesta se ha trabajado desde hace varios meses y hoy los agricultores la celebran.
En México el tema del maíz contempla no solo la alimentación, también la cultura y la cosmovisión de las culturas indígenas, quienes han sido los fervientes guardianes de esas 64 razas distintas que al momento se tienen registradas en nuestro país.
A pesar de que hay estados con menos o más hectáreas de siembra de milpa -el policultivo en donde crece el maíz-, se puede considerar que básicamente en las 32 entidades de México producen esta planta. En la Ciudad de México es emblema de las alcaldías Xochimilco, Tláhuac y Milpa Alta.
Los derechos humanos juegan un papel fundamental ya que nombrarlo como patrimonio alimentario y cultural significa que entre las obligaciones para hacer cumplir esta nueva ley se debe garantizar el Artículo 4 de la Constitución; éste menciona que “Toda persona tiene derecho a la alimentación nutritiva, adecuada y de calidad.”
Sin embargo, se debe manejar con responsabilidad para favorecer a todos los eslabones de la cadena productiva.
El desarrollo económico local e incluso las rutas gastronómicas deben beneficiar también a todas esas comunidades que se encargan de protegerlo y no solo servir a intereses privados como único objetivo.
Tener al maíz nativo protegido y a la vez como patrimonio sugiere una buena difusión de su uso, no solo a nivel nacional, también internacional.
La promoción de este alimento es un gran estandarte para la gastronomía nacional que importantes cocineras tradicionales y chefs renombrados han mostrado a todo el mundo.
No podemos olvidar el ejemplo de Enrique Olvera en la cocina de vanguardia o de Juanita Bravo en su búsqueda del reconocimiento a la cocina tradicional mexicana.
El maíz, el arroz y el trigo son tres de los alimentos más usados en el mundo y han servido para dar fondo y forma a todas las culturas.
Por su parte, con maíz se preparan platillos completos: tortillas, destilados y hasta jarabes que se utilizan en un gran porcentaje de alimentos industrializados alrededor del mundo. Sus usos son innumerables.
Hablando de alimentación su consumo supone entre el 50 y 70% de carbohidratos en la cultura mexicana, además del aporte de proteínas, vitaminas y minerales como el calcio.
No solo eso, también tiene una gran cantidad de fibra, un dato importante para aquellas personas con diabetes. Su consumo, siempre y cuando sea moderado y vigilado, puede traer más beneficios que daños.
Además, culturas como los wixarikas y huicholes tienen ceremonias alrededor de este alimento. Sí, al tener una alimentación basada en el maíz nativo y la milpa, la importancia es tal que se celebran rituales especiales donde este vegetal es protagonista.
Si existe un motivo para darle importancia al maíz nativo mexicano como patrimonio alimentario e incluso tener una ley para su protección es su significado cultural. Con esto se busca continuar con su uso y buscar que sean más las hectáreas cultivadas de especies endémicas buenas, limpias y justas.
Otra buena noticia: esta ley no presagia que el costo de alimentos hechos con maíz como materia prima aumente; aunque el objetivo es favorecer a los agricultores y sumar valor a su trabajo, también se trata de fomentar el comercio justo.