Uno de los temas que siempre despierta sorpresas e interés definitivamente es la forma en la que se alimentan culturas distintas a la propia; la comida es identidad y por tal motivo, ninguna gastronomía es igual a la otra. Los animales que a unos les parecen raros, para otros son el pan de cada día.
México es un abanico de ingredientes exóticos para quienes no están familiarizados con la culinaria local. Un gran ejemplo es el consumo de insectos o el hecho de cocinar mapache, iguana o armadillo.
Por este desconocimiento se pueden llegar a cometer juicios mal fundamentados acerca de la raíz de enfermedades o pandemias. Muchas veces sucede que no es el animal como tal, sino las condiciones de salud en las que se encontraba antes de ser cocinado.
Nadie tiene autoridad para juzgar la forma en la que se alimenta una comunidad pero eso no quiere decir que genere curiosidad.
Sin embargo, hay algunos ingredientes que podrían parecer exóticos y hasta repulsivos de las culturas orientales que se aprovechan muy bien también en México. Un ejemplo de esto es la rata de campo, que da identidad a uno de los platillos más emblemáticos del Bajío.
Esta tradición de oriente seguramente le duele a muchos, sin embargo, debemos entender que es parte de la cultura en la ciudad de Yulin en China donde se lleva a cabo un festival en donde miles de perros son el menú principal.
Uno de los problemas es el sacrificio que incluso se presta a un mercado negro que trafica con perritos.
Aunque no son animales nada raros, es bastante desconcertante pensar que el mejor amigo del hombre occidental también pueda ser su cena.
Las ranas en distintas preparaciones son uno de las fuentes de proteínas que tienen al menos en China. Se pueden encontrar cocinados al carbón en unas estéticas brochetas caminando por mercados callejeros, en el mejor de los casos.
De hecho, hay videos en donde se puede observar a usuarios comiendo ranas servidas vivas y cortadas en el momento para un platillo similar al sashimi. Incluso aunque parezca que están muertas algunas veces su corazón aún está latiendo.
En México no somos ajenos a esta costumbre. En el centro del país es muy común encontrar ancas de rana fritas para comer.
Aunque no lo creas en el sur de China hay un platillo bastante apreciado llamado San Zhi Er que significa “tres chasquidos”. Consiste en comer crías de ratón vivas, o mejor dicho matarlas al momento.
El acto es como sigue: el cocinero sujeta al roedor con palillos y lo sumerge en aceite hirviendo o salsa. El nombre se debe a los sonidos que hacen en el proceso: primero el de la cuchillada para matarlo, después lo que se escucha al introducirlo en el aceite y por último el crujir al dar la primera mordida. ¿Te atreves?
Una de las costumbres del sudeste asiático es consumir serpientes aún vivas o recién muertas. La tradición marca en específico consumir su corazón aún latiendo o la bilis pues se considera benéfico para la salud.
Por otra parte, en Shangai existe la tradición de comer serpiente en una especie de caldo pues, de acuerdo a su cultura, aumenta la virilidad.
Quien ubica a los ciempiés y aún así se le antojan se puede consierar bastante valiente. En China usualmente se comen crudos, sin embargo, ha sido un alimento muy problemático ya que ha sido causante de muertes.
Una publicación estadounidense reportó en 2018 que madre e hijo habían ingresado al hospital después de comer ciempiés vivos.
¿El problema? Tenían larvas de gusanos que cuando entran al ser humano aún vivas se alojan en el cerebro; en este caso fueron causantes de una grave meningitis que los mantuvo al menos 15 días en el hospital bajo un estricto tratamiento.