¿Te has dado cuenta de la enorme variedad de granos que encuentras en los estantes de abarrotes del súper mercado? Entre colores, tamaños y sabores, las comidas pueden ser de lo más variadas y deliciosas. Cocinar arroz integral es una gran opción y utilizarlo es una maravilla a la salud y al gusto.
En el mundo hay más de quince variedades de arroz y aunque las diferencias entre cada especie sean mínimas, las vuelve únicas para ciertos platillos.
Pensemos por un momento en lo distintas que son las texturas del sushi y la paella; o de un risotto contra uno preparado a la mexicana. No, no sólo se trata de “enjuagarlo y moverle”, cada variedad es única.
La primera cosa que se nota al comprar arroz integral es la diferencia del color con el resto de las especies. Ese tono dorado habla del nivel de pulido del grano, es decir, qué tanto se desperdició del ingrediente en natural. Proviene de la misma planta que el blanco, llamada Oryza Sativa.
Antes de cosecharse, a todas las variedades de grano los protege la cascarilla o endospermo; esta parte siempre se quita e incluso se utiliza como abono para huertos orgánicos.
El corazón es lo que se come y para que sea completamente blanco se debe pulir en máquinas especiales para darle la textura, tamaño y condición deseada.
El arroz integral tiene esta primera ventaja: no se pule significativamente, por lo que contiene todos los nutrientes de la planta después de descascarillarse.
Eso lo lleva a tener un reto para cocinarse: el grano es mucho más duro que uno que ya pasó por este proceso, por lo que no se puede cocinar igual al arroz Morelos o al Basmati.
La primera recomendación al cocinar arroz integral es dejarlo remojar. Esto permitirá que se suavice antes de cocinarse y no se corra el riesgo de batirlo en el fuego.
En cuestión de proporciones, esta variedad también tiene su peculiaridad: absorbe más agua que los granos normales. Por cada taza de grano hay que contemplar tres de líquido.
El procedimiento para prepararlo es idéntico a muchos arroces comunes: sartén caliente, acitronar cebolla y ajo, dorar granos e incorporar el líquido previamente sazonado.
Con esta variedad es más probable que el arroz reviente en la cocción, que es muy parecido a la apariencia que tiene cuando se bate. Para evitar esto hay que agregar el caldo o agua de poco en poco.
A fuego bajito y con mucho cuidado, el arroz integral estará listo en aproximadamente treinta minutos.
Después de estos secretos, no será ningún milagro cocinar arroz integral perfectamente bien. Una de las mejores combinaciones con el aroma de esta variedad es con mantequilla, así que ¡manos a la obra!