El encierro ha hecho que las rutinas cambien, los tiempos se ajusten y quizás también, que sea difícil comer decentemente esta cuarentena. Para que esto no suceda, la mejor recomendación es destinar un par de horas para cocinar y luego congelar los alimentos y así tener para toda la semana.
Una maravillosa alternativa a dejar de comprar latas de atún y productos no perecederos es invertirle a esos vegetales resplandecientes que están de temporada. La primavera está en su apogeo y a esa no la confina nadie.
Afortunadamente hay formas eficientes para mantener los alimentos frescos durante más tiempo y listos para consumir. Una de ellas es el congelador, aquella puerta de tu refrigerador de donde salen los hielos pero que también tiene otros usos.
El mundo se divide en dos tipos de personas: aquellas que sólo utilizan el congelador para hacer hielos y guardar productos a largo plazo y aquellas que creen que absolutamente todo cabe en esta puerta de refrigerador.
Hay un punto medio: aquellos que saben que este método de conservación es de los más eficientes y le sacan todo el jugo posible conociendo sus límites. Porque efectivamente, no todo se puede congelar pero vaya que ayuda.
Lechugas, huevo, sandías, mayonesa o crema son algunos de los ejemplos que te recomendamos mantener lejos del hielo.
La excelente noticia es que -casi- todas las preparaciones cocidas tienen una cabida perfecta en el congelador y pueden durar hasta seis meses con el mismo sabor y características de cuando los cocinaste.
Checa estos tips para no fallar:
Ahora sí. Manos a la obra y a cocinar para la cuarentena.
Por composición física, casi todas las sopas aguantan perfectamente un congelador. Quizás cuando vuelvan a su estado líquido estén divididas en fases, lo que debes hacer es moverlas un poco para integrar los ingredientes una vez más.
La clásica sopita de verduras, esa que va preparada con caldillo de jitomates maduros y vegetales picados aguanta hasta seis meses intacta. Eso sí, asegúrate -igual que siempre que se hable de congelar alimentos- de que esté en un recipiente cerrado para que no entren malos olores.
El caldo de pollo es un elemento que no sólo cabe en tu congelador sino que tenerlo puede resolver muchos problemas de sabor en tu vida. Aprovéchalo para comer solito; también úsalo como base de sopas, cremas y salsas.
Ponte creativo con tus recetas: prepara una sopita de poro y papa pero en la versión francesa, esa que se llama Vichysoisse. Amarás la textura aterciopelada y las notas a mantequilla avellanada.
Si eres de sabores más ácidos y consistentes mejor prepara esta sopa de jitomates rostizados. Durará en tu congelador aproximadamente tres meses. Cuando la descongeles pásala una vez más por la licuadora con un chorrito de aceite de oliva y listo.
Cuando se trata de proteínas animales que vas a comer a la parrilla, mejor congélalas estando crudas. Cómpralas, divide en porciones y almacénalas por separado.
Para guisaditos, casi todos se pueden congelar ya cocinado. Piensa por ejemplo en esas deliciosas versiones de tinga o puntas de filete al albañil. Esos conjuntos que arman perfecto una taquiza de cazuela aguantan hasta seis meses.
Por otro lado, prepara también estofados, una maravillosa manera de conservar y congelar alimentos. Esta receta de cerdo braseado con chiles y cerveza es espectacular: con tan solo un trozo te sientes apapachado por la combinación de sabores.
Igual pasa con los moles, currys y carnes en salsa. Hablando de moles, checa esta maravillosa forma de tener un plato único: su majestad, el mole de olla.
¿Guarniciones congeladas? ¡Claro que sí! Si ya aprendiste a hacer frijoles desde cero o es la primera vez que el arroz queda perfecto no vayas a cometer el crimen de tirar las sobras. Es más, si al descongelarlos juntos tienes mucha hambre, puedes preparar con ellos el plato típico de Cuba: los moros con cristianos.
Congelar alimentos de verdad es un privilegio para nuestra generación y hay cosas que nadie dijo que podían mantenerse por meses y seguir intactos. Entre ellos, te damos una lista: