Si estás solo, con tu pareja o en familia, hacer una noche de queso, pan y vino es una alternativa increíble para pasar un rato a gusto y sin presiones.
Ármate una buena tabla y abre esa botella que has guardado para una ocasión especial; los buenos momentos se viven también así, en la convivencia cotidiana.
Este plan puede ser tan creativo y abundante como tú quieras. Empieza por hacer una selección de los ingredientes que más se te antojen y asegúrate de que todo combine perfecto para que tengas una experiencia grata con queso, pan y vino.
Una buena conversación y música buena van a colaborar para que tu noche de viernes -o de cualquier día de la semana- sea aún mejor. Busca una playlist, relájate y pásala en grande con placeres sencillos.
Una tabla de quesos puede ser tan vasta y variada como quieras. Proponemos poner dos o tres tipos de queso distintos: uno fresco como el de cabra, otro semimaduro -un gouda funciona muy bien- y otro más fuerte como el manchego de oveja o el brie.
Córtalos en porciones delgadas para que puedas disfrutar mejor el sabor de cada uno. También te recomendamos que comiences probando los más suaves y termines con el más fuerte.
Igual que pasa con los quesos, las variedades de pan son casi infinitas así que déjate llevar por el más aromático.
De cajón no pueden faltar unas rebanadas delgadas de baguette; te recomendamos tostarlas para que el factor crujiente se haga presente.
Para los sabores complejos y unos toques de acidez, acude a un buen pan de hogaza hecho con masa madre. Es perfecto para acompañar casi cualquier queso que se te antoje.
Si te gustan las variedades con especias opta por una focaccia con romero o un pan de campiña horneado con hierbas de olor. ¡Espectacular!
Las galletas saladas también son casi obligatorias. Más aún cuando tengas quesos cremosos que puedas untar sobre ellas y coronar con alguna conserva.
Esta elección depende completamente de los quesos que quieras poner. Para errar poco, te recomendamos un blanco seco o un tinto joven, aunque recuerda que en gustos se rompen géneros. Si son muchas personas puedes darte el lujo de poner ambas.
En los supermercados y estos lugares con entrega a domicilio también tienen botellas pequeñas para que no desperdicies nada si es que sobra. (Y si sí, mira todo lo que puedes hacer con el vino además de tomártelo)
Haz ejercicios de maridaje: da una mordida a un queso y sin pasarlo toma un sorbo a tu copa. Verás como la combinación en la boca crea una experiencia completamente distinta y maravillosa.
Todo sabe mejor con una selección de carnes frías. Completa tu noche de queso, pan y vino con jamón serrano o ibérico, un buen chorizo o cualquier embutido que se te antoje. El salami, el lomo canadiense o el fuet son grandes opciones.
Si eres de los que les gusta experimentar con sabores y combinaciones, atrévete a poner alguna conserva dulce. También te puedes ir por algo más clásico como sólo jitomate molido, sal de grano y aceite de oliva para hacer pan tomate.
Aceitunas, frutos secos, elotitos o corazones de alcachofa -de esos que vienen en lata y siempre sacan del apuro- son excelentes compañías para una buena noche de plática, risas y vino.