Las castañas de agua son una especie de planta acuática que se origina en diferentes zonas de Asia y África.
Es un vegetal que nace en pantanos y lagos; es perenne, eso quiere decir que tiene un ciclo de vida de más de dos años y puede crecer en climas cálidos de forma continua, especialmente en los meses de junio y julio.
Cuentan las leyendas que las castañas de agua se han cultivado desde hace más de 3000 mil años y han servido como alimento para las comunidades rurales llegando también a las mesas más refinadas.
Algo que sin duda llama la atención es su apariencia parecida a la de unos bigotes; suelen ser de color negro con una corteza muy dura y su composición similar a la de la castaña común.
Las diferencia con las convencionales es que éstas son un fruto seco que se da principalmente en otoño y nacen en los bosques. Por otro lado, los bigotes crecen bajo el agua y son una fruta más bien veraniega.
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Su tallo puede llegar a medir aproximadamente 3.6 a 4.5 metros de largo; de sus hojas nace una flor que mide entre 2 a 3 centímetros.
Se recomienda el consumo de las castañas de agua especialmente para las personas que se encuentran bajas de defensas, están débiles o tienen anemia.
En las cocinas su uso principal es como relleno de pastel de arroz o en postres. Aunque es difícil conseguirlas frescas en la CDMX, se pueden comprar en lata. Antes de incluirlas a algún platillo es necesario enjuagarlas para retirar la salmuera.
Tal vez te estarás preguntando… ¡¿Cómo es que se come este tipo de túberculo?! Aunque no lo creas, las castañas de agua tienen un sabor muy peculiar: son dulces y delicadas con un dejo a nueces; su textura es muy cremosa y blanda.
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Aquí te dejamos una receta para que las prepares.
¡Disfruta!