La dieta keto o cetogénica fue toda una tendencia que comenzó hace algunos años y que muchas personas han adoptado como un estilo de alimentación efectiva. Sin embargo, en este 2020 hay una forma distinta de ver la vida saludable y se llama Whole 30 o paleo extrema.
Primero debemos entender que este modelo no está hecho precisamente para bajar de peso. Sus creadores, Melissa y Dallas Hartwig, apelan por los cambios y mejoras a la salud partiendo de su modelo alimenticio.
En 2009 una pareja, -Melissa y Dallas- crearon un programa de alimentación en el que tomaron como base la dieta paleo pero con algunas modificaciones. De ahí su nombre alternativo.
Para hacer el Whole 30 debes estar dispuesto a ser estricto con tus hábitos durante 30 días. Algunos expertos la han criticado por lo restrictiva que es; incluso hay quienes dicen que comparada con otras dietas esta podría ser la peor.
A pesar de esto, ha alcanzado gran popularidad y las redes sociales han sido testigos de esto. No es ningún secreto que muchas personas que comienzan una dieta registran todos sus cambios por este medio.
Pero a todo esto ¿cuál es la verdadera controversia? La Whole 30 elimina básicamente cuatro grupos de alimentos y todos sus derivados: leche, azúcar, granos y legumbres.
Los dos últimos proporcionan nutrientes básicos para el buen desarrollo del ser humano y si bien se pueden compensar con otros alimentos, los nutriólogos no ven del todo bueno eliminarlos.
De acuerdo con los creadores, está comprobado que estos grupos de alimentos causan al menos cuatro malestares físicos de los que se desprenden otros tantos: inflamación, alteraciones digestivas, desequilibrios hormonales y psicológicos.
Durante los treinta días que eliminas estos alimentos la mejoría en tu salud debe ser evidente y como ganancia colateral está la pérdida de peso.
Antes de que estés dispuesto a llevar a la práctica este nuevo hábito alimenticio te recomendamos visitar a tu nutriólogo de confianza para hablar del tema de acuerdo con tus necesidades individuales.
Una vez que tienes luz verde debes cortar con los cuatro grupos de alimentos que mencionamos de tajo. Esta es la parte difícil, debes tener mucho autocontrol, incluso disminuir un poco tu vida social.
Durante estos treinta días y los diez días subsecuentes tendrás que ser receptivo con tu organismo y estar alerta a las señales que te da. ¿Por qué? Porque esta dieta es como apretar el botón de reinicio en tu organismo y si no pones atención no aprenderás a escuchar a tu cuerpo y lo que necesita.
No puedes tomar ni una sola gota de alcohol, nada. No cerveza, destilados solos y mucho menos cocteles. ¿Ya ves por qué te decimos que tal vez tu vida social quede un poco de lado?
Tampoco puedes comer nada de azúcar. Refinada, mascabado, stevia, miel, y sustitutos o jarabes están prohibidos. Aquí viene un problemita, la mayoría de lo que compramos procesado tiene jarabe de maíz y otros endulzantes, entonces, no puedes comerlos.
Dejar de lado los granos se refiere a todos, hasta los integrales. Arroz, cebada, maíz, centeno, amaranto, trigo y cualquier cereal que se te ocurra está prohibido en la Whole 30. Esto deriva en dejar de consumir harinas y en consecuencia, pan y antojitos dulces. ¡Ojo! Tampoco se valen opciones de almendra, coco o ningún refinado.
La leche y absolutamente todos los derivados lácteos como queso, crema y yogurt también están prohibidos. Nada, ni una gota. Acá también debes tener cuidado con lo que compras en el súper ya que algunos alimentos utilizan leche en polvo en su preparación.
Por último las legumbres. Frijoles, habas, garbanzo, lentejas y soya son los principales pero aquí entran todas las que te vengan a la mente. Esto significa que la Whole 30 no es apta para veganos o vegetarianos ya que mucho de su consumo dietético se basa en las legumbres y los derivados de la soya.
Otro ingrediente que debes evitar es el glutamato monosódico. Aquí tendrás que volverte experto en leer las etiquetas de alimentos ya que más de los que te imaginas tienen entre sus ingredientes MSG (por sus siglas en inglés).
Con todo lo que no puedes comer seguramente te preguntarás qué vas a comer diario durante treinta días. Fácil, alimentos naturales y no procesados.
Tu ingesta de vegetales es la respuesta, también cantidades moderadas de carne, mariscos y huevo. Las frutas, nueces y semillas también están permitidas, así como las hierbas, especias y condimentos.
Entre las bebidas permitidas está, por supuesto, agua natural, té, café y tisanas e infusiones.
Hay algunas excepciones en la dieta como la mantequilla clarificada o ghee que es el único derivado lácteo que se permite. Para endulzar puede utilizar el jugo de frutas, por ejemplo, de manzana; claro sin estar procesado.
También puedes comer sal y vinagre excepto los que están hechos de cereales como el de malta.
Una vez terminados los treinta días de Whole 30 tu cuerpo prácticamente estará reiniciado y aquí viene el segundo paso de la dieta: reintroducir alimentos a tu vida diaria.
Esta tarea es igual de importante que la primera ya que tu cuerpo seguramente se desacostumbro a lo que no comías así que ten paciencia.
En los primeros días introduce un grupo de alimentos, pueden ser los lácteos, granos o legumbres o el azúcar. Dos días cada grupo.
Escucha a tu cuerpo. ¿Qué sucede? ¿Cómo te sientes? ¿Tienes algún malestar? Estas preguntas te deberás responder. Cuando notes que algún alimento te genera una molestia como dolor de cabeza, estómago o inflamación e hinchazón estás listo para disminuir drásticamente tu consumo de este alimento de por vida.
Sí, esta dieta también se trata de que veas qué te genera mal y escuchar a tu cuerpo es lo más importante. ¿Te animas a hacerla?