No hay nadie que se resista al sabor de una pasta Alfredo recién hecha: cremosa, humeante y llena de ingredientes de esos que nos dan mucho confort. Es la típica preparación que es sencilla y muy lucidora, excelente para recibir invitados o conquistar corazones.
Aunque nos encanta la combinación que resulta de mezclar crema, alguna proteína vegetal y pasta, la receta original es completamente distinta a lo que se ha ganado nuestro corazón. Sin embargo ¿quiénes somos para juzgar la autenticidad cuando hay antojo?
Su historia también es algo diferente a como seguramente te imaginas. No es tan antigua ni regresa a algún pueblo recóndito italiano, pero su sabor se ganó la admiración del mundo.
Alfredo Di Leilo inventó esta receta en los fogones de Angelina, una Trattoría que operaba su madre en 1907. La razón principal era porque quería preparar algo que abriera el apetito de su esposa que en ese entonces estaba embarazada.
La base de la receta de Alfredo era la clásica“al burro” italiana que es tan sencilla como sólo agregar mantequilla a una pasta recién hecha.
Es decir, contrario a lo que muchos pensaríamos, originalmente no era una salsa que llevara crema, ni camarones, ni leche, ni nada fuera de lo ordinario.
Lo que la hizo distinta fue la cantidad de grasa que agregó y huevo para ligar. Para coronar, un poco de parmigiano reggiano rallado hizo magia en la cocina; tanto que Alfredo abrió su propio restaurante al poco tiempo donde la especialidad era un fettuccine hecho en casa que iba aliñado con su toque personal.
Aunque el origen de la pasta Alfredo es, efectivamente en Roma, Italia, su historia no hubiera sido la misma si no la hubieran descubierto dos actores Hollywoodenses que la probaron en su luna de miel.
Justo antes de la gran depresión, por ahí de 1927, Mary Pickford y Douglas Fairbanks contrajeron matrimonio y en su visita a Roma llegaron a una leyenda de la cocina romana: Alfredo.
Posterior a esto, personalidades como Audrey Hepburn, Frank Sinatra y Marilyn Monroe peregrinaban a Italia en búsqueda de la receta de Alfredo. Ellos fueron los encargados de hacer este fettuccine uno de los platillos preferidos de las estrellas de cine.
La popularidad fue tal que el restaurante hoy en día tiene varias sucursales alrededor del mundo, incluyendo una en la Ciudad de México.