Volaste del nido. Tienes sólo dos sartenes y una espátula para sobrevivir. Llegó la quincena y lo que quieres es estrenar una batería de cocina que mejore tu alimentación un poco. Entendemos.
En el momento de ver tantas opciones, seguro surgen muchas dudas acerca de cuál elegir; para tomar la mejor decisión, aquí está todo lo que se necesita saber.
Es importante tener en cuenta que este gasto no es cosa menor. La mayoría de los utensilios de cocina son caros, motivo por el cuál es importante saber qué estamos comprando.
Comencemos por lo principal. Se le llama batería de cocina a ese conjunto de ollas y sartenes que tienen diferentes usos acorde a su tamaño y profundidad.
Es decir, sí es posible hacer una sopa en un sartén pero definitivamente va a ser más sencillo hacerlo en una olla por las características de cada uno.
Aunque el concepto puede integrar algunos objetos más especializados como woks u ollas exprés, un equipo básico de cocina tendrá una olla grande, otra más pequeña -estas dos las puedes reconocer porque tienen un mango largo-; un sartén grande, uno pequeño y para terminar una cacerola.
Si es recurrente que los alimentos se te pegan o cada vez es más difícil quitar las manchas, quizás también sea una buena oportunidad de comprar una nueva. No es que no sepas cocinar, es que tus utensilios necesitan estar en condiciones óptimas.
Una de las ventajas de tener una batería de cocina es que, cuidándola bien pueden durar hasta décadas. Como todo, existen de todas las calidades y materiales, así que la mejor recomendación es pensar bien en cuál hacer la inversión.
En todos lados las venden y cada batería de cocina tiene distintos elementos. Aunque pueda resultar algo evidente, todos tienen una función específica.
Es importante que todo venga con tapa, así es mucho más fácil controlar el calor y la humedad en cada preparación.
Se trata de una superficie plana con bordes bajos que se utiliza para sellar, acitronar o realizar cocciones que no requieran humedad directa.
Es la mejor herramienta para preparar arroz o guisos que no sean caldosos.
Este es un recipiente con paredes altas cuya capacidad permite preparar alimentos con mucha agua como sopas, estofados y potajes.
Se puede utilizar como sustituto de freidora pues los bordes evitarán que el aceite salte por todos lados; para cocciones en seco no se recomienda pues es incómodo maniobrar en ellas.
Se puede convertir en una vaporera colocando una rejilla en la parte inferior y un poco de agua.
Esta es un híbrido entre un sartén y una olla. Distinguirás a las cacerolas por tener dos asas en lugar de mango y generalmente son de bordes medios.
Son una gran herramienta para cocinar al horno siempre y cuando el material lo permita.
El grill o parrilla no es más que un sartén con bordes cortos que tiene en la superficie unas líneas que simulan las marcas de un asador de carbón o leña.
Es ideal para preparaciones a la plancha y cocciones en seco.
Para usos domésticos esta es la mejor opción. Es de las más económicas y es casi una seguridad que nada se pegará al cocinar en ellos.
Es importante lavarla con cuidado pues es un material que se desprende con mucha facilidad. Sin embargo, son resistentes a las lavadoras de trastes y la idea es que su propia naturaleza ayude a que no se tallen de más.
El teflón no es resistente a altas temperaturas así que no podrás meterlos al horno.
Este material es el más tradicional de todos. Cualquier cocina profesional cuenta con batería de cocina de este tipo y son las más baratas en el mercado.
La ventaja es que se calientan muy rápido y son buenas para mantenerlo de esta forma. Con ellas sí se corre el riesgo de que los alimentos se peguen, sin embargo, el truco está en asegurarse de que está lo suficientemente caliente para evitar problemas.
Es resistente a tallados y a lavadora de trastes. Prácticamente, es ‘todo terreno’.
Si fuera un concurso de belleza, sin duda la batería de cocina de cerámica lo ganaría.
Son ollas cuyos materiales no son tóxicos y además de todo son muy estéticos. Generalmente, vendrá con un recubrimiento antiadherente que ayudará al lavado y a cocinar sin que se pegue nada.
Distribuyen el calor de forma pareja aunque tardan un poco más de tiempo en calentarse. Es una muy buena alternativa si no vas a recurrir al teflón y sueles hacer cocciones largas y con mucha temperatura.
Esta opción tampoco es tan cara comparada con otros materiales en el mercado. Así como el acero inoxidable, el aluminio distribuirá bien el calor y tendrás cocciones más uniformes.
Es fácil de lavar aunque no es tan duradera como otras opciones, ya que con altas temperaturas puede deformarse o mancharse.
Este es uno de los materiales más clásicos para utensilios de cocina en México.
Aunque también es un básico para vajillas e incluso tazas, las baterías de este material tienen la ventaja de ser muy resistentes, económicas y distribuir el calor de forma uniforme.
En realidad, el peltre es el recubrimiento -generalmente pintado con motes- que tienen algunos utensilios fabricados de acero. Aunque tuvo su época oscura en la que perdió popularidad por tener plomo, vuelve al foco pues es un material que tiene más beneficios que desventajas.
¿Alguna vez escuchaste esa historia de las abuelas de que la baba de los nopales se quitaba cocinándolos en una olla de cobre? Pues quizás esto no sea del todo cierto pero sí hay preparaciones tradicionales en este material como nuestras amadas carnitas.
Tener una batería de cocina hecha de cobre te asegurará que el calor se distribuirá rápido y muy parejo, sin embargo, es la más difícil de limpiar porque se oxida con mucha facilidad.
Si la intención es utilizar la batería de cocina en carbón o brasas, esta es la indicada. Se trata de un material pesado que almacena mucho calor pero también es muy resistente y sirve para dar términos a la carnita asada o incluso para preparar cocciones largas.
Tiene su chiste limpiarla y se debe curar previamente con sal de grano, de modo que no impregne toxinas a los alimentos. Una vez lista, será hasta parte de la familia.
Este es uno de los materiales más caros para baterías de cocina, sin embargo, tiene su explicación. Sucede que el titanio retiene el calor por más tiempo y da más estabilidad al antiadherente que recubre cada elemento.
Esto quiere decir que seguramente gastarás menos energía o gas y además tardarás menos tiempo lavando.