De viento, de rodilla o incluso salados, los buñuelos navideños son algo que no puede faltar esta temporada. Un postre de masa crujiente y endulzada no puede salir mal y menos cuando lo acompañan una humeante taza de ponche, vino caliente o cafecito de olla.
Tienen sus orígenes en la Edad Media, cuando los árabes ocupaban España. La delicia es tal que han sobrevivido al paso del tiempo y las recetas se han multiplicado para hacer cosas muy originales en también México, Colombia y Sudamérica
Cada uno tiene una historia o una razón de cocinarse y comerse de acuerdo a la estacionalidad, en función a fiestas religiosas o, simplemente, por el simple gozo que siempre implica la “masita frita”.
Un buñuelo no necesariamente es dulce: puede prepararse con pescado, relleno de carne o con queso; sin embargo, las versiones de postre automáticamente nos remiten a las fiestas y celebraciones. Te contamos de los tres más populares en nuestro país.
La tradición española vino a México con todo y su harina de trigo y la manteca con la que la fríen para hacer deliciosos buñuelos.
La receta tradicional evolucionó hasta lo que se encuentra hoy en cada feria de pueblo: un disco grande, frito y bañado en salsa de piloncillo.
Ricardo Muñoz-Zurita, en su diccionario Gastronómico de México, habla de una preparación que utiliza harina, levadura, huevo y azúcar que, después de dejarse reposar se estira y entra en fritura profunda.
Antes de que existiera el polvo para hornear -que a todos nos hace la vida más sencilla si no dominamos el arte de la levadura- se utilizaba cáscara de tomate verde que, al hervirse, servía para prácticamente lo mismo.
Se les llama de rodilla pues la forma más clásica de dar la enorme y característica forma a estos buñuelos era apoyándose en una rodilla y estirando la masa. Se pueden hacer de todos los tamaños y aquí te decimos cómo.
Para los buñuelos
Para la salsa de piloncillo
Estos buñuelos son de una masa más líquida, lo que los hace delgados y crujientes, deliciosos para un antojo de media tarde.
Se preparan con moldes especiales sin los cuales es imposible dar esas formas tan bellas y navideñas. Estos moldes se consiguen en tiendas especializadas y entre más grueso sea el metal con el que están fabricados, mejor será el resultado.
A estos moldes hay que tratarlos con mucho cariño. Para que no sea un desastre preparar buñuelos de viento, se recomienda calentar los moldes en el mismo aceite donde sucederá la fritura con por lo menos treinta minutos de anticipación.
Se espolvorean con azúcar y canela aunque puedes innovar y agregar cardamomo, clavo o incluso nibs de cacao molidos.
Aunque tienen una apariencia muy similar a una croqueta, también se llaman buñuelos a las bolitas que se rellenan con diferentes productos cubiertos con una capa de masa y posteriormente se endulzan.
Elegimos los de manzana pues es una fruta de la temporada cuyos sabores y aromas se aprovechan de muchas maneras en Navidad.