Aunque en Latinoamérica es un animal extraño y en algunos casos exótico, cada vez se habla más de la posibilidad de incluir en nuestra dieta la leche de camello. Desde hace varios años, este alimento ha sido estudiado para ser un sustituto de la de vaca, oveja o cabra.
Así es. La leche de camello es una alternativa que se consume en países árabes de África y se produce principalmente por nómadas. Resulta que tiene muchos beneficios y características que otras no poseen, como el ser a prueba de intolerantes a la lactosa.
Aunque es difícil de transportar y no está probada su durabilidad aún pasteurizada, puede ser una opción más saludable que los demás lácteos del mundo.
Quizás suena extraño pensar en un lácteo que no provenga de los animales tradicionales -desde la vaca hasta la búfala- sin embargo, tomar leche de camello es uno de los motivos por los que algunos pueblos africanos han sobrevivido sin morir de mala nutrición.
Pensemos en las características que hacen especiales a los camellos. Son muy resistentes a temperaturas extremas, almacenan grasas para sobrevivir y además son mamíferos mansos que fueron domesticados por el hombre.
Por estos motivos, producir leche de camello puede ser altamente rentable; son muy baratos de mantener y la leche es capaz de conservar con vida y nutridas a las crías, aún en los peores climas.
Una de las formas más comunes de aprovecharlos es produciendo carne, sin embargo, la industria lechera tiene cabida en el ganado de camellos. Mauritania y Somalia, por ejemplo, son países donde este producto es parte de su ingesta diaria.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) la leche de camello es un nicho de negocio que se está empoderando para poder sustituir a la de vaca.
Esto sucede porque además de ser más nutritiva (tiene, por ejemplo, más vitamina C y más grasas buenas), se utiliza para combatir algunas enfermedades como el autismo y el Alzheimer.
En los últimos años, se ha comercializado la leche de camello como una fuente de la eterna juventud. Se volvió un producto de moda entre las celebridades por sus bajos niveles de lactoglobulina y por favorecer tratamientos contra la diabetes.
Uno de los motivos por los cuales se ha limitado la comercialización de la leche de camello es porque, aunque es mejor en cuestiones nutritivas que la de vaca, tiene algunas características organolépticas distintas.
Estamos hablando de un producto un poco más salado, con menos porcentaje de grasa y más líquido. Aunque se fabrican distintos derivados, las enzimas utilizadas son diferentes y no tiene la capacidad de mantener sus nutrientes en altas temperaturas.
Como todos los lácteos, la leche de camello se ha utilizado para la producción de quesos; específicamente en Mauritania se realizó un proyecto donde el resultado fue una pasta blanca llamada caravane que luego se apodó camelbert.
En el Medio Oriente, países como Kazajstán elaboran yoghurt a partir de la leche de camello fermentada. También se produce una especie de queso madurado que se utiliza para rallar parecido a la textura de nuestro queso Cotija.
Existen dos empresas que lo exportan a nuestros países, sin embargo, la intención de la FAO es potenciar su producción con el fin de crear un sistema alimentaria sustentable a partir de ella.
¿Se te antojó? Al Continente Americano llega la leche de camello industrializada de manera muy esporádica, por lo que es un alimento sumamente caro.