En una búsqueda por mejorar la salud por medio de probióticos, han sido muchos los productos que llaman la atención. Uno de los que más se ha popularizado ha sido el fermento de té verde o negro que también se conoce como kombucha.
Como buen alimento de moda, adquirirla es caro y por eso queremos explicarte cómo puedes hacerla en casa para ahorrarte unos pesitos.
Lo que más requiere este fermento es tiempo, por lo que te recomendamos que el primer ingrediente sea la paciencia.
Para hacer kombucha necesitas sólo cuatro ingredientes: agua, té, azúcar y SCOBY. Los primeros tres son muy fáciles de conseguir; sin embargo, el cultivo de bacterias y levaduras lleva su propio procedimiento.
Es importante entender cómo se hace para que sepas cómo se obtienen los beneficios de esta bebida y se mantienen los antioxidantes y vitaminas del té.
Aunque hay grupos en redes sociales donde puedes conseguirlo ya listo para fermentar, hacer el tuyo es un gran comienzo para inducirte en el mágico y saludable mundo de la kombucha.
Debes tener claro que para obtener SCOBY hecho desde cero deben pasar aproximadamente dos semanas.
Primero que nada debes comprar kombucha comercial y guardar el último chorrito, sí, ese que tiene impurezas. Ese sedimento son el resto de las levaduras que servirán para construir el SCOBY nuevo.
Infusiona 4 cucharadas de té verde o negro en un litro de agua y agrega una cucharada de azúcar. Una vez que esté frío, agrega el chorrito de kombucha.
Colócalo en una botella y tápala con una servilleta o filtro de forma que el oxígeno pueda entrar y el dióxido de carbono, salir. Déjala en un lugar seco y espera dos semanas hasta que veas que una capa gruesa y blanca se formó en la parte superior. ¡¡Ese es el SCOBY!!
Importante: debes mantenerlo en agua para que no se seque y las levaduras puedan sobrevivir.
Una vez que tienes el cultivo de bacterias y levaduras listo, tienes el trabajo rudo hecho. El paso que sigue es preparar una infusión de 4 cucharadas de té en un litro de agua y 2 cucharadas de azúcar.
Es muy importante dejarlo enfriar porque las levaduras del SCOBY no sobreviven en altas temperaturas.
Cuela la infusión y agrega el cultivo. Tápalo con una servilleta o filtro de café y déjalo reposar de 7 a 10 días a temperatura ambiente. A partir del sexto día comienza a probarlo, así podrás medir qué tan ácido te gusta.
Cuando esté en el punto donde te gusta más -una pista es que debe ser ácida al principio y evolucionar a sabores dulces en el retrogusto- está lista la primera fase.
Una kombucha que pasó por doble fermentación la puedes reconocer porque tiene gas -sí, así como los refrescos y la cerveza-. Esto se logra dejándola reposar durante una semana más en una botella hermética.
Debes quitar el SCOBY (seguro se hizo más grande y sirve para todas las kombuchas que quieras hacer en tu vida siempre y cuando lo cuides). Guárdalo en un recipiente con agua y tapado.
En este punto puedes echar a volar tu imaginación como te plazca; juega con especias, hierbas aromáticas y fruta para darle sabor a tu kombucha.
Puedes poner por ejemplo, una rama de romero y fresas fileteadas. Es muy importante que cierres bien la botella pues con cualquier fuga puede explotar y todo tu esfuerzo habrá sido en vano.
Deja reposar la kombucha una semana más en el refrigerador. Cuando el tiempo se haya cumplido, tendrás una bebida refrescante, saludable y muy rica.