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Kaffeform es una empresa alemana que fabrica vasos, tazas, platos y más con los residuos del café. // Foto: Facebook.

Residuos orgánicos como alternativa al plástico: mango, naranja y café al rescate

Por Animal Gourmet

Alrededor del mundo se han ideado distintas alternativas para disminuir el plástico de un solo uso; una buena salida ha sido el uso de los residuos orgánicos.

La preocupación por el medio ambiente ha comenzado a ser foco de atención en todo el mundo. Es por eso que la ciencia y el cambio de hábitos en la sociedad se vuelven protagonista cuando hablamos del tema.

Aunque parezca increíble, los plásticos apenas se comenzaron a fabricar en los años 30 del siglo pasado; ha sido tanto el daño que ni cien años después ya se deben aplicar programas medioambientales para contrarrestar las consecuencias que nuestro uso desmedido han causado al planeta.

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De acuerdo con la UNAM, en México se producen 300 millones de toneladas de plástico al año, de esta cantidad solo se recicla el 3%.

¿Sabías que existe prácticamente un séptimo continente que flota en el Pacífico conocido como la isla de basura? Poco a poco este espacio crece en densidad y tamaño, por lo que la preocupación está completamente fundamentada.

Por eso, alrededor del mundo y en México se han desarrollado alternativas ecológicas para los plásticos de un solo uso; estamos hablando de vasos, bolsas, cubiertos y artículos similares. Aquí te platicamos de tres.

El residuo del café de basura a tazas y platos

Kaffeform es una nueva empresa dedicada a hacer platos, vasos, tazas y más con los desechos que deja el uso del café. El bagazo -como se conoce comúnmente en las cafeterías- ahora tiene una tercera oportunidad.

Y decimos tercera porque con un tratamiento correcto este desecho podía considerarse composta; incluso algunas cadenas cafeteras lo regalan a quienes llegan a solicitarlo.

Esta iniciativa no es nueva, tiene ya alrededor de tres años haciéndose en Berlín ya que en Alemania se consumen aproximadamente 6.3 kilos de café por persona al año.

Un 99% de papel, plástico y vasos de café terminan en la basura y después de esto no hay futuro; pueden tardar hasta 20 años en biodegradarse.

Y no lo hacen solos, un colectivo que recoge en bici alrededor de 50 kilos de residuos de café diario se los provee. Una vez que están en Kafferform se procesan para tener desde un vaso para espresso hasta una taza

El producto final consta de 40% de residuos de café que es biodegradable al 100%. Sus creadores creen que en algunos años este material no solo servirá para hacer platos y utensilios, también para muebles.

Las mexicanas que utilizan los residuos de mango

La misma idea surgió con dos equipos distintos que lograron usar los residuos del mango para crear bioplásticos.

Por un lado Alondra López e Itzel Paniagua, dos estudiantes que en su momento cursaban el sexto semestre en el CCH. No fueron las únicas, Elizabeth Rivera, Fernanda Quiñonez y Aurora Chaidez, del Tec de Monterrey campus Sinaloa tuvieron una idea similar.

El equipo del CCH creó popotes completamente orgánicos que se biodegradan al 100% de cuatro a seis meses. El bioplástico que salió a partir de los residuos del mango tuvo características ideales para su uso; dureza, elasticidad, fuerza e incluso buen aspecto fueron algunos de sus beneficios.

Alondra López menciona que después de análisis y estudios observaron que la cáscara de mango tienen celulosa y polifenoles. Estos últimos actúan a favor para no permitir el desarrollo de hongos.

Por su parte, las estudiantes del Tec se dieron cuenta de que Sinaloa es uno de los principales exportadores de mango en México y decidieron aprovechar eso.

En sus estudios se mezclaron el mango procesado con almidón lo que dio como resultado un material similar al plástico pero que tarda en degradarse máximo 6 meses, comparado con lo 100 años que tarda el plástico común.

El primer prototipo de las sinaloenses son platos y están en busca de la empresa que les provea los residuos del mango.

La naranja se convierte en bioplástico

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Giselle Mendoza. // Foto: Andrea López, Tec Review.

Giselle Mendoza es una estudiante mexicana de economía del Tec de Monterrey que vio en la contaminación una oportunidad para explotar sus conocimientos y de paso ayudar al planeta.

Geco es la start up que creó Giselle en un momento lúcido, cuando se dio cuenta de que México es el quinto productor de naranja a nivel mundial; sin embargo, del 40 al 60% de toda la fruta se desperdicia, esto es el bagazo y la cáscara.

De esta manera decidió estudiar y experimentar el residuo de este alimento, así nació un bioplástico de celulosa bacteriana.

A diferencia del de mango y de otro residuos orgánicos en los que se notan las fibras siendo menos estéticos, estos además son bonitos.

El bioplástico hecho con naranja es transparente, flexible y resistente. ¿Lo mejor? Se descompone en 90 días.