Seguramente te hace sentido pensar en mezcal o pulque pero ¿¡quién iba a pensar que existiría la ginebra mexicana?!
Imagínate un trago que tenga aromas a hoja santa y cacao o algo tan fresco que tenga notas a romero con cardamomo. Toda esta alquimia existe: ha sido un ensayo a prueba y error para tener el gin tonic chilango perfecto y se remite todo a la producción de ginebra.
Vamos por partes. Para producir ginebra -sea cual sea su procedencia- hay que fabricar un destilado de algún cereal -aunque comúnmente se utiliza también papa- e infusionarlo con diferentes botánicos, el más importante es el enebro.
Esa es la teoría. En México encontramos la manera de seguir las reglas pero adaptarlas a los ingredientes endémicos.
Hace muchos años, la Gran Tenochtitlan era una especie de ciudad-jardín. Por medio de chinampas, los aztecas cultivaban varios ingredientes en la milpa como maíz, quelites, chiles y frijol.
Los creadores son aficionados que decidieron meterse de lleno a la producción de licores. Comenzaron a dejarse encantar por la alquimia de destilar buscando una bebida que aprovechara lo mejor de los ingredientes tradicionales de México.
Después de ensayos y errores, descubrió que la respuesta era hacer ginebra pero con su toque personal. Utilizaron destilados de maíz criollo como base y comenzaron a experimentar con algunos botánicos de la región, haciendo que esta bebida fuera menos inglesa y más azteca.
Pasaron más de cuatro años para perfeccionar la técnica y lograr la ginebra perfecta. Esa que refresca pero no invade, que tiene aromas que no saturan.
Para hacerla se macera el maíz criollo con ciertos botánicos -algunos son de origen mexicano- y la destilación de esta combinación es la parte fundamental. El camino ha sido de aprendizajes de todo tipo: botánicos, biológicos, químicos y hasta administrativos.
Experimentar y hacer infusiones con cualquier ingrediente ha tomado mucho de su tiempo para hacer algo de muy buena calidad que hoy ya está a la venta.
Desde noviembre de 2018 es posible conseguir ginebra chilanga en algunas tiendas especializadas de destilados; el proyecto de Bruja de Agua llegó para quedarse y hechizar a mixólogos y aficionados.
Lo que más nos gusta es que se pone especial cuidado en la selección de ingredientes y que todo el proceso de elaboración es artesanal.
Todos los botánicos con los que se infusiona y macera el destilado de maíz están muy bien elegidos; los autores visitan mercados tradicionales prehispánicos, chinampas y productores locales buscando siempre que no tengan pesticidas, que sean puros y que tengan el aroma indicado.
Hay cuatro variedades o acentos de La Bruja de Agua que van excelente para refrescarte con un poquito de agua tónica y hielos:
Si te gusta lo auténticamente mexicano con sabores a anís busca el acento número uno, hecho con hoja santa y cacao.
La profundidad de las especias siempre combina bien en un coctel y La Bruja eligió hacer alquimia con canela y toronjil morado, que da un toque cítrico muy tenue y agradable.
Para sabores más vivos prueba la número tres. Una maceración del destilado con hojas de aguacate y cardamomo van a hacerte salivar desde que huelas el gin tonic. Este puede ir perfecto acompañado con una rodaja de limón amarillo.
El último embrujo está macerado con romero y pimienta gorda. Esta es la más fresca de todas y potencia el sabor cuando le agregas unas rodajas de limón verde y romero fresco a tu drink.
¿Cuál vas a probar primero?