Tener nuestros cinco sentidos es un privilegio. Cuando suprimimos uno definitivamente el cuerpo entra en un estado de alerta que activa a los demás y los afina. Esto sucedió en la cena a ciegas en Aitana con Monte Xanic.
El MXFest Estilo Bajaurbano 2019 es un festival gastronómico impulsado por Monte Xanic. Durante todo el mes y en varios puntos del país, el vino y la gastronomía de Baja California son los protagonistas.
Dentro del festival las originalidad en experiencias no se han hecho esperar; los chefs encargados de sorprender a los comensales han superado las expectativas tal como lo hizo Vicko Morales.
Víctor es el chef de Aitana y su tarea no fue nada fácil: preparó una cena en dónde los invitados no puodían ver los platillos y tampoco con que vino estaban siendo maridados.
Texturas, temperaturas, contrastes y sabores. De todos estos elementos se apoyó el chef Vicko para hacer una experiencia memorable.
Para un ejercicio como el que planeó el chef Víctor las experiencias previas de los comensales son una parte fundamental.
Si no sabes lo que comes ni lo que tomas a ciencia cierta porque no lo puedes ver, el primer reflejo es relacionarlo a una vivencia registrada en el cerebro por el aroma y el sabor.
Buscar en los recuerdos más profundos y antiguos que hay en los invitados es fundamental. Así sucedió durante los 6 tiempos que ofreció el chef.
Despertar y alertar a la boca fue necesario. El Chenin Colombard con sus notas frescas a mandarina, nectarina y toronja fueron básicos para reconocer que se trataba de un vino blanco. Ideal para abrir una cena inspirada en la Baja.
Sentir una textura de espuma sobre una base sólido fue el primer tiempo. Una mousse de betabel tatemado con espuma de queso fue el encargado de abrir el apetito.
El Grenache le hizo justicia al ser un vino rosado; este vino en boca recuerda a fresas, arándano y toronja por su acidez fresca.
Un tiradito de kampachi picoso le siguió; el Sauvignon Blanc Viña Kristel, un vino blanco fresco y con notas tropicales maridó perfecto con lo fresco del pescado. Destacó el chile cuaresmeño e intensificó sin opacar el sabor del vino.
No podía faltar una pasta y los raviolis de ricotta no se hicieron esperar, el ya clásico Chardonnay de Monte Xanic que envuelve en boca la cremosidad de la pasta fue el elegido para completar esta experiencia.
Si quieres hacerlos en casa checa esta receta y haz poquito de trampa con el maridaje ya garantizado.
El Chenin Blanc Cosecha Tardía es ideal para los postres y acompañó una sopa de fresas y mousse de queso mascarpone.
Si ya se te hizo agua la boca con esta cena a ciegas ahora imagínate probarlo. ¡No esperes más para buscar la fecha y el lugar ideal para ti!
Alertar a los sentidos y vivir la comida de formas que nunca te imaginaste definitivamente es algo que debes hacer. Cenar a ciegas no solo te acercan a la comida y al vino mexicano sino que hacen un ejercicio de conexión con los recuerdos.
No en todos los más de 100 restaurantes será lo mismo así que elige bien a cuáles asistirás.
El festival termina el 15 de junio así que no te quedes atrás. En la página oficial de Monte Xanic podrás conocer a detalle fechas y horarios.