La hora de cocinar es un tiempo para consentirse y pasarla bien. Sin embargo, hay procedimientos que nos hacen la vida más fácil si no somos expertos y muchos tips para cocinar más rápido y mejor.
Cocinar es una forma de querer. Así que aprovecha estos consejos para que puedas disfrutar el proceso sin hacer algo eterno que acabes odiando.
Hay algunos prodigios culinarios que hacen magia cuando improvisan. Si te estás iniciando en esto, te sugerimos mejor que no te la juegues con tu comida.
Lo más recomendable es leer completa la receta: ver qué tienes, qué te falta comprar, qué procedimientos ya has hecho antes y cómo lograr los que no.
En las cocinas profesionales le llaman mise en place a todas las preparaciones previas que debes tener listas para cocinar.
Esto incluye picar ingredientes, tener fondos de cocción listos y haber leído la receta a conciencia.
Con cualquier proteína animal será mejor que la marines unos 15 minutos antes de ponerla al fuego. Si tu corte es fibroso, te recomendamos dejarlo más tiempo para que se ablande.
Si sólo vas a sazonar con sal, házlo antes también; así permitirás que todo el interior tome sabor y no queden partes insípidas.
Esto debe de ser un acto de velocidad y debes tener todo listo para llegar a este paso.
Tener los sartenes a fuego alto te va a dar la seguridad de que algunos ingredientes (como las carnes) no se van a deshidratar. Vierte aceite o mantequilla y cuando esté caliente y baja la flama lo necesario.
Aunque la cocina salada te permite echarle más creatividad y ajustar los ingredientes a tus gustos y a cómo vayas, la repostería es otra historia.
Te recomendamos que inviertas en una báscula y que las recetas que utilices estén en gramos, ya que habrá menos margen de error. Recuerda que todo lo dulce es una ciencia exacta.
Todos los hornos cocinan de manera distinta, así que tómate el tiempo de analizar cómo lo hace el tuyo.
Hay aparatos donde el calor se concentra más de un lado que de otro; en estos casos debes cambiar las charolas o recipientes de orientación para que toda la cocción sea pareja.
Cuando hagas sopas, salsas o alguna cocción con medios líquidos, la mejor manera de eficientarla es tapándolas. De esta forma la temperatura subirá más fácil en el interior.
Aprender a picar tiene su chiste, no lo negamos. Y aunque no lo hagas a la velocidad de la luz, desarrollar la técnica te ahorrará mucho tiempo.
Lo más importante es que cuides tus dedos, por lo que te recomendamos siempre doblar la mano y sólo apoyarte de los nudillos (es decir, tomar los ingredientes como en forma de garra).
Algunos ingredientes son difíciles de picar por la firmeza de las cáscaras (como el pimiento, los chiles y los jitomates). Lo que puedes hacer es escalfarlos y tu vida será más sencilla.
No le tengas miedo a los cuchillos filosos. De hecho, son más seguros que los endebles pues cortan con más uniformidad y no se resbalan en los ingredientes.
Te recomendamos que uses una chaira, una piedra de afilar o un afilador profesional para tenerlos como nuevos.
Para no estropear el platillo que te está tomando tanto tiempo hacer te enseñamos un truco: sazona primero con poca sal y conforme vayas terminando haz los ajustes pertinentes.
Recuerda que siempre puedes agregar más pero desalar un plato es bastante complicado.
Si te pasas puedes acudir al truco de las abuelas de agregar una papa a la preparación: la porosidad absorberá los minerales para salvar tu comida.
Galletas, pan brioche, hojaldre y todo lo que lleve mantequilla es más fácil de manipular cuando está frío.
En el caso específico de masas para tartas y galletas, la mantequilla es un ingrediente muy importante cuya función -además de dar sabor- es aglutinar a los demás.
Este es un muy buen truco si vas a usar cortadores o no quieres que tus obras de arte se deformen al hornearlas.
Por eso te sugerimos que primero que nada leas los procedimientos. Si una receta te dice que hay que dejar reposar o que la refrigeración es importante, no la ignores.
Aprovecha el tiempo muerto para lavar o seguir con alguna otra actividad.
Entre más gruesos sean los cortes, más van a tardar en cocinarse. Así que te recomendamos que si andas corto de tiempo seas más minucioso en el tamaño para que tu platillo esté listo más rápido.
Primero que nada, es importante que cuando tatemes ingredientes -ya sea para hacer moles, salsas o cualquier otra preparación- el fuego sea alto.
La corteza quemada y las cenizas son clave en esta técnica, por lo que también funciona agregar algo de aceite para no desperdiciar nada.
El aluminio te va a servir para proteger tus sartenes y lavarlos más fácilmente.
Si llenas un sartén de ingredientes hasta los bordes, lo más probable es que tarden mucho en cocinarse y que no lo hagan de forma pareja.
Lo que te sugerimos es que incorpores de uno en uno y que sean de firme a suave.
Hay herramientas que son indispensables como un buen cuchillo, pelador, licuadora, cucharones y espátulas. Consíguelos de materiales duraderos y cuídalos pues sabemos que no son baratos.
Un termómetro de horno, otro para medir temperatura interna de los alimentos y una báscula también harán tu vida más sencilla a la larga y te ahorrarán muchos desperdicios.
Ya sea para cocinar frijoles, hacer hummus, preparar un buen plato de lentejas o una fabada, es imperativo remojar las legumbres por lo menos ocho horas antes de intentar cocinar con ellas.
¿La razón? Estos productos absorben el equivalente de su peso en agua y remojarlos además los suaviza para que tarden menos en cocinarse.
Esta habilidad requiere tiempo y práctica. Te darás cuenta que al saltear es más sencillo partir de fuego alto e irlo bajando conforme se cocinan los ingredientes.
También te darás cuenta de que para reducir una salsa es más eficiente hacerlo a fuego medio pues muy caliente puede cortarse, quemarse o secarse.
Cuando hiervas caldos o cuezas pasta lo mejor es que el fuego vaya de menos a más.
Y con él, una lista de compras detallada. Te darás cuenta de que muchos ingredientes se pueden utilizar para varias preparaciones, así que supondrá un ahorro en tiempo, recursos y dinero el hecho de que planifiques.
Otra sugerencia es no desperdiciar las cáscaras y los residuos; hacer fondos de cocción con las sobras es una buena idea para aprovecharlo todo.
Es mucho más fácil cocinar en un lugar que está limpio que en uno que no. Conforme vayas ensuciando lava y evitarás la terrible hora de levantar el desastre cuando terminaste.
Los platos y contenedores que no estés usando quítalos, limítate a trabajar con lo necesario para que nada te estorbe.