Quien come carne de caballo sabe que no la va a encontrar en restaurantes y también está consciente de los mitos alrededor de ella. Si no la has probado seguramente tendrás tus dudas y debes saber que hay una forma de comerlo muy popular llamada chito.
No juzgamos, el chito es una costumbre gastronómica un tanto difícil de entender.
Comer burro y caballo es mucho más normal de lo que crees y no, no es ilegal. De hecho, es una de las carnes más accesibles y se consume mayormente para botanear.
La primera cosa que nos cuestionamos cuando pensamos en este alimento es ¿por qué diablos comer carne de caballo cuando existen animales que verdaderamente tienen el propósito de alimentarnos?
No sabemos a ciencia cierta la respuesta. De lo que partimos es que la alimentación humana y la forma de comer surgen del hambre, es decir, satisfacerse con lo que hay al alcance.
Consumir carne de caballo no es común por la percepción social que tiene. Es mucho más valioso como animal de transportación y carga, además de que es caro de mantener en relación con otro tipo de ganadería.
Si bien es cierto que los caballos, mulas y burros son más redituables funcionando para la carga que para la alimentación, hubo un momento en el que se consumían y aquí te contamos qué fue lo que sucedió.
Si alguna vez has visto a los vendedores de botanas del estadio, plazas de toros o palenques (sí, esos que venden charales, huevo cocido, cueritos y nueces) seguro ya tuviste un primer acercamiento con la carne de caballo.
El chito se hace con las piernas y el tronco de caballos, mulas y burros. Las razas de baja calidad -que no sirven del todo para los trabajos de carga o domésticos- se aprovechan para alimentación.
Después del sacrificio se salan y dejan secar por un par de días. Llegan a los mercados de diferentes ciudades de la misma forma que los camarones para romeritos, los charales o la machaca.
La consistencia es fibrosa, el color café obscuro. Lo primero que se percibe al comerla es la sal con la que se conserva; después viene un sabor fuerte que termina siendo dulzón.
Para comer chito y que sepa bien hay varias alternativas. La más sencilla es tratarla como botana: salsa, limón y listo.
Por el proceso de salazón puede ser una alternativa a la cecina tradicional. Comerla en un taco con longaniza y salsa roja es un muy buen primer acercamiento con la carne de caballo.
Otra opción es guisarla en una salsa de chile guajillo, jitomate y cebolla tatemados. Para el desayuno se puede revolver con huevo y así ya tendrás un desayuno completo.
En el Mercado de la Merced de la Ciudad de México, “el Oaxaco” lleva aproximadamente veinte años atendiendo un puesto de chiles secos.
Aquí también se venden muchas variedades de animales secos y salados. En cuaresma venden huachinango y charales para las tortitas; en Navidad es bacalao y camarones para romeritos.
Durante todo el año hay chito. Hay varias calidades aunque los precios no son tan dispares entre sí.
El chito de primera siempre va a venir de las piernas del caballo y el tratamiento será solo salado.
Si te venden retazo de chito será una carne seca y salada de menor calidad proveniente del estómago del caballo y la carne de burros y mulas.
Un kilo de chito de primera no sube de los 80 pesos. Se debe hervir para quitarle la sal e hidratarlo en caso de que sea retazo. Posterior a eso se cocina con chiles y funciona como un guisado cualquiera.
Comer carne de caballo, burro o mula es completamente legal. Los proveedores que surten la mayoría de los puestos en La Merced compran los animales en pie, los sacrifican, porcionan y salan ellos mismos.
Lo que no es legal es etiquetar una carne diciendo que es res y que sea caballo.
¿Qué dices? ¿Te animas?