Las leches vegetales ahora son la solución a todos los problemas de intolerancia a la lactosa y agruras pero ¿verdaderamente pueden ser llamadas de esta forma?
Ya hasta parecen más queridas que la de vaca por la facilidad con la que entraron a nuestra rutina e incluso le quitaron un poco de popularidad.
Empecemos por el principio. Las bebidas vegetales salieron al mercado como una alternativa con la promesa de venta de tener una composición biológica similar a la leche de vaca.
Se les llamó ‘leches’ porque eran bebidas que llegaron a sustituir a la original; sin embargo, a las grandes empresas lecheras no les pareció tan chistoso ni tan leal.
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La rebelión de las industrias lecheras comenzó en Europa y ha ido expandiéndose a Estados Unidos y a México.
El problema estalló cuando instituciones como la Food and Drug Administration de Estados Unidos o la Asociación Española de Pediatría ubicaron algunos casos en los que se sustituía la leche de vaca por vegetal en niños y no obtenían todos los nutrientes que requerían.
En México, el pleito ha sido bastante más silencioso, pero está hablado. La Secretaría de Salud tiene una Norma Oficial en la que se define la leche únicamente como la secreción natural de las glándulas mamarias de las vacas sanas o de cualquier otra especie animal.
Lo sentimos mucho, almendra, coco, arroz, avena y soya, pero no pueden producir leche.
Es una realidad que las bebidas de soya, almendras o coco están más cerca de ser un jugo a ser una leche.
Mercadológicamente, no resulta nada atractivo llamar jugo -o de ninguna otra manera- a una bebida blanca con consistencia lechosa.
En temas de nutrición, las bebidas de almendra, coco, avena o arroz, se formulan y fortifican para tener propiedades similares a la de vaca.
Incluso, existen marcas que adicionan calcio como una ventaja competitiva contra la leche original.
Hablando de textura, la forma de extracción de estas bebidas vegetales da como resultado un líquido parecido a la leche. Si tienes ganas de hacerlas en casa y comprobarlo, mira estas recetas.
Nos dimos a la tarea de comparar las propiedades nutritivas de varias bebidas blancas popularmente llamadas leche. Entre ellas está la de vaca, vaca orgánica, almendra, avena y coco.
En el caso de ambos derivados de la vaca, los ingredientes se limitan a ser sólo leche, vitaminas, grasa y proteínas.
Cuando comparamos con la de almendras, avena y coco, resulta que tienen aditivos como sal, algarrobo, lecitina, goma gellana, saborizantes y vitaminas añadidas.
Estos sirven para que tenga la consistencia y apariencia con la que decidimos apodarlas leche.
En cuestión energética, la leche llega a tener hasta cinco veces más calorías que las bebidas de vegetales.
Algo que nos llama la atención es que, en el caso de las bebidas vegetales, todas contienen fibra dietética, la cual ayudará a la digestión.
El meoyo del asunto: el calcio. Un vaso de leche aporta aproximadamente 380 mg de calcio, mientras que una bebida vegetal no llega ni a la mitad si no se fortifica.
Ahora, si tu problema es la lactosa, debemos informarte que independientemente del nombre, las bebidas de vegetales son lo tuyo.
Otro detalle digno de comparar: el precio. Un litro de leche cuesta en promedio 15 pesos en un supermercado. Un litro de bebida vegetal se vende a partir de los 35 pesos.
Imagínate lo que supone en costos para una familia sustituir una cosa por otra.
En conclusión, decirle leche a los derivados de almendra, coco, avena, arroz y soya es un apodo de cariño. Legalmente, no pueden ser llamados así; es importante tener claro que consumir una no va a sustituir los valores de la otra.