Hablar de Dominique Crenn es sinónimo de sensibilidad, conciencia y perseverancia. Se ha convertido en una mujer empoderada y una de las chefs más influyentes en la alta cocina.
Dominique es marroquí aunque creció en Versalles, pues fue adoptada por dos franceses. Su historia comienza con sus padres como referencia, su punto de partida y mayor fuente de inspiración. Aunque estudió economía y política, siempre le interesó la vida culinaria pues su papá era crítico gastronómico, por lo que pudo tener un desarrollo sensible de la comida desde muy pequeña.
El camino de Crenn no ha sido nada sencillo. Emigró a San Francisco a finales de los 80 con la intención de comenzar una carrera en cocina y su perseverancia le ha permitido lograrla. De un restaurante a otro, de un hotel bueno a otro mejor. Su brillo comenzó a ser evidente a partir de que obtuvo la primera estrella Michelin para Luce, donde era jefa de cocina en 2009. A partir de ahí, su historia comenzó a tomar vuelo.
Dominique abrió las puertas de Atelier Crenn -también en San Francisco- en 2011 con una propuesta adelantada a su época. Ella hablaba de trabajo con producto de proximidad aunque con un menú francés; siempre ha dado mucho valor a su equipo de trabajo y lo ha formado con mucha disciplina pero también mucha delicadeza. Es un lugar que muestra mucha de la sensibilidad que tiene por su entorno.
El menú de Atelier Crenn se basa en los recuerdos de la cocina de su mamá en Bretaña -principalmente mariscos y vegetales-. Todo el lugar evoca a sus memorias y a su pasado en esta región donde vacacionaba con su familia. Está decorado con obras de arte hechas por su papá y detalles que hacen al comensal sentirse de apellido Crenn. A toda persona que entra se le entrega la línea de un poema relacionada con la secuencia del menú degustación, que cambia conforme a las estaciones del año.
Todo este concepto y propuestas gastronómicas las llama “Poetic Culinaria“. El mensaje de Dominique Crenn es la sinergia e integración de la cocina con el resto de las artes. Para ella, cocinar representa expresar sentimientos, transmitirlos y así conectar con los comensales a los que sirve.
Con sólo 8 mesas y dos servicios por turno, Dominique Crenn se ha posicionado como uno de los mejores restaurantes en el mundo. La lista The World’s 50 Best Restaurants le dio el premio a la mejor chef femenina del año en 2016; su logro más reciente fue en 2018 cuando logró ser la primera mujer cocinera con tres estrellas Michelin en Estados Unidos. El camino, aunque largo, al final sigue causando destellos.
Además de su restaurante, es propietaria del negocio de al lado, que llamó Bar Crenn. Este es un espacio íntimo también, inspirado en un salón de vino francés. Abrió Petit Crenn, un lugar casual, con cocina abierta que también sirve platos de Bretaña, Francia.
Los premios y las condecoraciones no son indispensables aunque han resutado útiles. A partir de ellas, Dominique llamó a una equidad de género para que hombres y mujeres pudieran participar en igualdad de circunstancias. Sus proyectos la empoderan y su voz cada vez la escuchan más personas.
Con un perfil muy artístico monta sus platillos y cuenta su historia a través de ellos. Ha sido capaz de plasmar sentimientos y percepciones en sus comensales haciendo un homenaje a su familia. Actualmente, se ve muy activa en proyectos de sostenibilidad y cocina con conciencia; es un referente en la gastronomía francesa aunque sus estrellas brillen en San Francisco.