Seguramente, cuando escuchas “macarrones” piensas en unas galletas caras solo por ser bonitas. La verdad es que además de ser muy lucidores son un postre que fue pensado para ser elegante y fino. Hecho de los mejores ingredientes y como buen platillo francés, la técnica tiene mucho que ver con su calidad.
Los macarrones son más antiguos y tienen más historia que muchos de los postres que consumimos actualmente. Se relacionan con Catalina de Medici, una noble italiana que se casó con Enrique II de Francia en el Renacimiento.
Al unirse los dos reinos, el cocinero del matrimonio decidió perfeccionar una antigua receta de los monasterios venecianos y ofrecerle a la reina una galleta digna de la más alta cocina. El macarrón era un merengue adicionado con azúcar y polvo de almendra, crujiente por fuera y blando por dentro. Esta presentación no tenía relleno, era solo una cara y muy diferente a como lo conocemos hoy.
Según el Larousse Gastronomique, el libro universal de las técnicas culinarias francesas, la base de los macarrones como la conocemos ahora comenzó a existir a finales de los 1700. Cuenta la leyenda que incluso en la Revolución Francesa, las monjas carmelitas las producían para pagar su estancia en los conventos.
No fue hasta 1930 que el chef Pierre Desfontaines, entonces cabeza de la famosa casa de postres franceses Ladurée, revivió la receta. La idea surgió al unir dos macarrones con un relleno hecho a base de crema saborizada con vainilla, volviéndolo una especie de sándwich gourmet. A estos macarrones, los que hoy consumimos, los denominamos ‘parisinos’.
El macarrón como lo conocemos hoy es un merengue francés hecho con claras de huevo montadas y azúcar refinada a la que se agrega harina de almendra y azúcar glass.
El motivo por el cual los macarrones tienen un precio elevado -además del alto costo de la almendra molida- es porque hacerlos implica mucha práctica y hay que ser muy exactos en la elaboración. La diferencia entre este merengue y los demás es la tapa plana que soporta una base airada llamada pies. Esto se logra cuando el merengue tiene poca hidratación y se seca previo a la cocción.
Los macarrones, aunque crecen por el aire al producir el merengue, deben ser firmes al tacto y la masa debe ser espesa. Un secreto para tener los mejores macarrones es tamizar la harina de almendra para que la consistencia sea muy tersa. Una vez horneados se dejan enfriar y se rellenan con cremas de diversos sabores.
Los primeros macarrones iban unidos con mermeladas o crema pastelera de vainilla, pero hoy pueden tener todo tipo de rellenos. Existen tiendas que incluso venden macarrones salados o con sabores exóticos. Actualmente en Francia, el chef Pierre Hermé se ha distinguido por sacar diferentes sabores en sus boutiques cada temporada.
Hoy incluso hay recetas para personas alérgicas a la almendra, hechos a base de quinoa o pistache pulverizado. También son muy versátiles con el tipo de relleno, por lo que son un antojo para todos los gustos.
Un buen macarrón se puede distinguir porque en los pies habrá humedad, pero en la parte superior estará hueco. Cuando notas que está demasiado crujiente, este postre ya no es fresco. La tapa debe estar completamente lisa, esto te hablará de qué tan bien molida estaba la almendra que se utilizó.
Hay que ser muy preciso con la temperatura del horno y el tiempo de cocción. De estar muy caliente se pueden quemar y frío creará grietas que no nos darán el efecto deseado.
Un truco para mantenerlos en buen estado es rellenarlos de cremas con alto porcentaje de grasa o mermeladas de alta hidratación (es decir, sin fruta entera). Cuidado, el relleno debe ser consistente y no desbordarse.
Es importante que mantengas los macarrones en refrigeración una vez rellenados. En caso de que no vayas a utilizar los merengues inmediatamente se pueden congelar y duran en buen estado hasta seis meses si se cerraron herméticamente.
Antes de poner manos a la obra, recuerda que debes ser muy preciso con las cantidades y datos cuantitativos que te damos. Te daremos algunos tips para que queden perfectos y puedas ir agregando sabores a tus mezclas.
Si ya estás listo y quieres subir al siguiente nivel, te damos unas recetas para hacer macarrones de zarzamora y pistache.