El té es una bebida mucho más compleja de lo que pensamos. Se trata de una infusión hecha con una planta llamada camellia sinesis que ha sido procesada de formas muy peculiares. A pesar de que el té blanco, el verde, el oolong y el negro provienen de la misma planta, este último es especial. El procesamiento de las hojas hace la diferencia y el tiempo de oxidación es la clave para tener notas más intensas en su sabor.
El descubrimiento del té negro fue prácticamente una coincidencia. Todo empezó cuando al comercializar las hojas de camellia sinesis para prepararlo en Occidente, descubrieron que el traslado desde el Oriente no era tan sencillo después de todo.
El viaje del té desde China hasta Inglaterra ¡duraba meses!, por lo que al llegar a su destino la planta había cambiado en color y aroma, se había oxidado y la pérdida de oxígeno la había vuelto demasiado oscura. Este fue el motivo por el que le llamaron té negro. Estas hojas eran carísimas, entonces tirarlas definitivamente no era una opción. Lo que sucedió es que la gente comenzó a tomarlo así aunque fuera distinto.
El gobierno gravaba la hoja y consumir té se volvió un rito que daba estatus y posición social. Era tan caro que en sus inicios solo era para la realeza y clase alta de Reino Unido, principalmente en Inglaterra e Irlanda. Posteriormente se fue popularizando y hoy sigue siendo una costumbre de sociedades anglosajonas.
El té negro es producido principalmente en China, India y Sri Lanka; éste último incluso se encarga de clasificar las hojas que elaboran el té por tamaños y origen. Comercializar té negro es tan buen negocio que entraron al mercado Vietnam, Nepal y Turquía, aunque en pequeñas producciones.
El proceso actual para llegar hasta el té negro sigue cuatro pasos fundamentales: marchitar, enrollar, oxidar y secar.
Las hojas verdes de la camellia sinensis se extienden para que comience su proceso de marchitación. Posteriormente se enrollan -un paso de los más importantes en cualquier tipo de té- ya sea manualmente o con máquinas especiales, esto es para darle la forma característica para infusionar.
En el tercer paso las hojas ya enrolladas son llevadas a ambientes húmedos para una doble función: fermentar la hoja y al mismo tiempo oxidarla. En el caso del té negro este proceso dura hasta 24 horas.
En el último paso hay que eliminar la humedad que se agregó para fermentar y oxidar. El secado, en algunos lugares de China sigue un proceso muy artesanal. Este método consiste en colocar las hojas en recipientes al aire libre sobre fuego hasta que estén listas. Otra técnica menos tradicional es hornearlas o pasarlas por túneles con aire caliente.
Los sabores que tiene el té negro son más fuertes, esto debido al tiempo de oxidación y su proceso de secado. La fermentación también influye: esta variedad tendrá notas más ácidas que el resto de los tés.
Puedes saber si tu té se secó de manera artesanal si percibes notas ahumadas. De otra manera, se van a conservar mejor los sabores de la fermentación.
A pesar de que en Oriente el té se consume solo, en Inglaterra y otros países occidentales existe la costumbre de agregar leche. Una de las variedades más populares de té negro es el English Breakfast, que es la combinación de dos especies: Assam proveniente de India y Ceylon proveniente de Sri Lanka.
El té es objeto de experimentos, maridajes y mezclas con diferentes sabores populares, tal es el caso del famoso Earl Grey, que es la mezcla de té negro con bergamota.
En comparación con otras variedades de té, el negro tiene minerales como zinc, calcio, hierro, flúor y magnesio, que aporta la oxidación de la planta.
Al enrollar las hojas de camellia sinensis ocurre un efecto químico natural en el cual se rompen ciertas moléculas que liberan flavonoides, que son los encargados del efecto antioxidante del té al atrapar los radicales libres que se encuentran en el organismo. La reducción de los radicales libres está relacionada con la cura del cáncer y otras enfermedades, de acuerdo con distintos estudios.
Por su tiempo de oxidación, el nivel de cafeína es mayor en el té negro que en las demás variedades. En comparación con la cantidad contenida en una taza de café americano, el té negro tiene aproximadamente un 20%, por lo que si quieres una bebida que te despierte pero también te relaje, el té negro es la mejor opción.
Tampoco te excedas. El té negro contiene una sal llamada oxalato que si consumes en exceso probablemente te causará problemas en los riñones. Puedes evitar esta situación si moderas tus consumos de sales y no bebes 16 tazas de té diarias, como lo hizo este señor.