Llegar a Machu Picchu, en Perú, es un camino mágico. Recorrer los Andes para llegar a la ciudadela inca construida sobre el valle del río Urubamba en el siglo XV es un viaje que cualquiera debería hacer al menos una vez en la vida.
Una de las mejores opciones para hacerlo es a bordo del tren Incarail de lujo que va de Ollantaytambo a Machu Picchu. El objetivo es ir cómodo y concentrado en las montañas al tiempo que comes y bebes maravillosamente bien.
El menú que ofrece el tren está elaborado con ingredientes orgánicos y andinos como la trucha con papas de la región de Arequipa, quinoa, aguaymanto –en México conocida como cereza del Perú- y cherimoya –una fruta semejante a la piña-, además de una increíble selección de cocteles, bebidas frías, calientes y vinos locales porque, sí, en Perú también se hace vino, específicamente en los departamentos de Ica, Lima, Moquegua, Arequipa y Tacna.
Durante el trayecto tú dirás si bebes algunos pisco sours –el coctel peruano más reconocido en el mundo, elaborado con destilado de uva- o si prefieres el té de coca, popular por ayudar a paliar los efectos del mal de montaña.
Además, el tren tiene un vagón exclusivamente diseñado para que veas las montañas mientras descansas con trago en mano y música de fondo.
En México tenemos algo parecido: el Chepe Express, un ferrocarril de alta gama integrado por nueve carros de pasajeros que cuenta con un restaurante –Urike, a cargo de los chefs Daniel Ovadía y Salvador Orozco-, un bar y una terraza para observar la imponente sierra tarahumara.
Aquí encuentras la información del Incarail. Y acá otro tren, el Perú Rail.