La cocina de Rusia es resultado de un sincretismo entre diversas culturas. En el siglo XVIII, durante el gobierno del zar Pedro I El Grande, Rusia abrió las fronteras hacia el resto de Europa y su cocina empezó a tomar influencia de otras latitudes, en particular, de Francia.
A continuación te presentamos cinco platos y una bebida (que, juramos, no es vodka) para que empieces a conocer la cocina de Rusia.
También es conocida como ensalada Olivier, pues una de las teorías más divulgadas es que fue creada por el cocinero belga Lucien Olivier en el siglo XIX, quien la ofrecía en el menú del restaurante L’Hermitage.
La receta de Olivier llevaba carnes, caviar, lengua de ternera y trufa, además de pepinillos, papas cocidas y aceitunas, todo bien cubierto con una mayonesa que pocos pudieron descifrar.
Esta ensalada se hizo tan famosa que muchos países comenzaron a hacer sus propias versiones. Los ingredientes más caros fueron eliminados y reemplazados por otros más baratos. Actualmente se prepara con carne de res cocida y picada, papas, zanahorias, chícharos, huevos duros, pepinillos, mayonesa y sal al gusto.
Así la preparan en el restaurante Soviet & Co en la ciudad de México.
Después de la ensalada rusa, esta sopa es, quizá, el plato ruso más conocido en este lado del mundo gracias a la simplicidad de sus ingredientes y al particular color rojo del caldo, provisto por el betabel. Sin embargo, una sorpresa: ¡el borsch no es ruso! O sí, pero depende de cómo se cuente la historia.
El historiador gastronómico Vilyam Pokhlebkin lo dijo de esta manera hace muchos años: “el borsch no es ruso, es ucraniano”. La realidad es que esta sopa nació en el territorio de lo que hoy es Ucrania, que antes formaba parte de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
Esta maravilla de color escarlata está elaborada con un caldo a base de carne de res mezclado con poro y betabel, y aderezado con unas buenas cucharadas de crema agria, sin embargo, en distintas regiones de Rusia y de otros países que en algún momento formaron parte de la URSS se elaboran con otros ingredientes como papas, zanahorias, trozos de carne de res, cebollas y hasta carne de cerdo.
Aquí tenemos una receta que te gustará.
De origen chino, los pelmeni son los dumplings o los ravioles de Rusia rellenos de carne molida de res, ternera y cerdo.
Se dice que este platillo fue llevado a territorio ruso por los mongoles como una forma de conservar la carne en el invierno, ya que podían preparar estos saquitos de masa y congelarlos en la nieve y el hielo.
Los saquitos de masa se rellenan con carne cruda sazonada solo con sal, pimienta y ajo, y después se cuecen y se sirven con un poquito de crema agria y eneldo.
Como la ensalada rusa, el origen de este plato también se remonta al siglo XIX, en la casa del conde Pavel Aleksandrovich Stroganoff. Según el libro A taste of Russia, este plato surgió a partir de una receta francesa que el chef del conde adaptó y nombró en honor a su benefactor.
Este plato consiste en filete de ternera cortada en tiras delgadas, frita con cebolla y hongos, y acompañada generalmente con puré de papa.
Estos pequeños hotcakes o crepas rusas eran el plato principal en el festival llamado Maslenitsa, dedicado al sol en primavera y verano y el adiós a la tradicional oscuridad de invierno.
Son tan cotidianas y populares que hasta los escritores Chejov y Gogol dedicaron algunas líneas a esta maravilla elaborada solo con harina, levadura, huevo, leche y mantequilla que puede coronarse con frutas frescas, miel, salmón, trucha, caviar, arenque y crema agria.
Con esta receta puedes aprender a hacer blinis.
Y si algún día vas a San Petersburgo come los blinis con caviar de salmón y smetana (crema agria) en este restaurante.
La leyenda cuenta que el pastel de miel o medovik fue creado en 1820 por el chef personal del zar Alexander I especialmente para la zarina.
La receta de este pastel es un verdadero ejemplo de paciencia, pues primero se hornean los bizcochos en estufa y luego en horno, mientras que el relleno de leche condensada se cocina durante horas a baño maría.
Algunas recetas incluyen frutos secos y nueces. Capas y capas de bizcocho, relleno de crema, más bizcocho, más crema, todo cubierto de unas cucharadas de miel, ¡celestial!
No, no es una compota ni un postre. El kompot es una bebida no alcohólica hecha de frutos infusionados en agua y azúcar que existe desde hace siglos para preservar las frutas durante más tiempo.
Esta bebida es común en Rusia, Polonia, Ucrania y otros territorios eslavos, y se puede elaborar con la fruta que quieras, desde cerezas y duraznos, hasta manzanas, peras y moras, además de que puede servirse fría o calientita como un ponche.