¿Quién no sueña con pasar una primavera en Manhattan, sí en Nueva York? Si a los museos, los musicales, las compras y los largos paseos por sus avenidas añadimos restaurantes, mucho mejor. Esta es nuestra propuesta para comer bien, rápido y barato en la Gran Manzana
Hemos buscado las mejores alternativas para comer barato en Nueva York mientras se visita la ciudad. Son lugares ideales para un “lunch” (almuerzo en inglés) rápido y de calidad.
En Nueva York hay grandes restaurantes, algunos a precios imposibles como el japonés Masa, el famoso Eleven Madison Park, mejor restaurante del mundo en 2017 según The world 50 Best, Per Se del chef Thomas Keller o Chef’s Table at Brooklyn Fare. Otros de precio más contenido encabezan las listas de favoritos de los foodies: Atera, Contra, Blanca o Momofoku Ko del chef David Chang, pero las facturas no bajan de los 200€ por persona.
Nueva York es una ciudad cara, como lo son todas las grandes ciudades del mundo, pero también hay lugares donde se puede comer muy bien por un precio razonable. Sitios perfectos para los turistas que tampoco quieren perder mucho tiempo con largos menús degustación.
Desde las mejores hamburguesas y pizzas hasta los pantagruélicos bocadillos de pastrami, el jugoso brisket y los típicos perritos calientes, sin olvidar los tacos mejicanos, ni los ramen y baos, esta es nuestra lista. Por supuesto subjetiva e incompleta. Eso sí, confiamos en que sea útil.
Podemos decir que es la comida estadounidense por antonomasia. Desde las conocidas franquicias de comida rápida hasta restaurantes de lujo que incluyen en sus cartas, la hamburguesa está omnipresente en todas las ciudades del país. Tampoco faltan cada domingo en las barbacoas de las casas de muchos norteamericanos. Las hay para todos los gustos, pero siempre deben estar hechas con una carne de buena calidad, sabor a parrilla y bien jugosas.
Algo retirado del centro de Nueva York, en el East Village, es ideal para hacer una parada mientras se pasea por la pintoresca calle St. Marks Place. Ruidoso, informal y con personal poco cortés, pero merece la pena. Parrilla vista a la entrada y mesas con manteles de plástico. Las hamburguesas son grandes y están buenísimas, jugosas y con mucho sabor. Se acompaña con los pepinillos de la casa y los extras que cada uno elija. De postre un batido de vainilla solo apto para los más golosos.
Probablemente el lugar más famoso de hamburguesas de Nueva York. El local original está situado en el Upper East Side, que es el que más encanto tiene. De hecho ha salido en varias películas americanas, como por ejemplo “Kramer contra Kramer”. Las hamburguesas están realmente buenas, tiernas y jugosas. Se acompañan con unos excelentes pepinillos y sus famosas patatas fritas, con un peculiar corte. Manteles de cuadros verdes y blancos caracterizan el lugar.
Esta sencilla hamburguesería situada dentro de un hotel de lujo en Nueva York es ya un secreto a voces. Muchos turistas entran en el hotel Le Meridien buscando la cortina negra que esconde el minúsculo local. La gracia está en el contraste y en su estupenda ubicación al lado de Central Park. Las hamburguesas están muy buenas, aunque pequeñas, y encontrar sitio no es nada fácil. Mejor evitar la hora punta y acudir temprano.
Esta cadena de hamburgueserías, que ya tiene restaurantes por toda la ciudad, también merece la pena. El original está en el Madison Square Park, donde hay grandes colas a la hora de la comida. Las mesas del parque son estupendas para tomar una hamburguesa de buena carne, pequeña pero sabrosa. Y por supuesto un batido, la otra especialidad de la casa, de postre.
Clásico entre los clásicos, este local con paredes repletas de fotos de boxeadores y personajes famosos, fue una referencia en los años 30. Luego llegó la decadencia y hace unos años resurgió como el ave Fenix. Se ha ganado a pulso la buena fama de sus hamburguesas. Carne de calidad excelente: una mezcla especial que uno de los carniceros más famosos de NY prepara y madura -ese es el secreto- especialmente para ellos. También el pan es diferente, según su propia. Y como guarnición cebolla caramelizada. El resultado una hamburguesa magnífica que cuesta 27 dólares, pero que es un plato único perfecto.
Los perritos calientes se encuentran con facilidad en los numerosos carritos que hay por las calles de Manhattan. La calidad no es muy buena, pero pedirse uno de ellos tiene su encanto, sobre todo si se come sentado en un banco de Central Park. Aquí recomendamos algunos sitios donde comerlos bastante mejores que en la calle.
Por variedad y calidad seguramente son los mejores perritos calientes de la ciudad. Local informal y ruidoso en el Lower East Side, con decoración que queda en el recuerdo. Más de 15 opciones de perritos diferentes que además se pueden personalizar con distintos toppings. El “good morning”, envuelto en bacon, es el más popular y no decepciona.
Este local empezó en 1932 ofreciendo zumos tropicales. De ahí que el nombre actual sea el Rey de la Papaya. Pero los verdaderos protagonistas son los perritos calientes, que ofrecen desde 1939. Casi 80 años después tienen otra localización en Brooklyn y siguen sirviendo perritos de calidad, con salchichas normales o jumbo.
Tan famosos como los anteriores, copiaron su idea y por eso el nombre incluye también la “papaya”. Ofrecen zumos tropicales y perritos en su ubicación en el Upper West Side, muy cerca del Lincoln Center. Los desayunos son estupendos. La tienda que tenían en el Village cerró.
Excelentes perritos calientes, por su originalidad y calidad. Este ”bakery” está dentro de la Grand Central Station, visita obligada para cualquier turista en Nueva York. Los mejores son el perrito con pastrami y queso suizo, junto con el que hacen con bacon, cebolla caramelizada y cheddar. Para probar varios y disfrutar.
No importa que la pizza venga de Italia, cualquier norteamericano le contará que es una de las comidas más típicas en Estados Unidos. En el barrio de Little Italy se encuentran algunas buenas pizzerías, pero hay otras muchas que son fantásticas en el resto de la ciudad. Destacaremos tres de las más reconocidas.
Excelentes pizzas en un famoso local que encontramos al cruzar el puente de Brooklyn desde Manhattan. El paseo es uno de los imprescindibles de la ciudad, para ver la ciudad desde el otro lado. Grimaldi´s es perfecto para el “lunch”, lo malo es que es muy popular. No reservan y suele haber largas colas para comer en hora punta.
Las pizzas están muy buenas, con mozzarella fresca de calidad y masa casera. Por supuesto presumen de horno de leña. Han abierto una sucursal en el nuevo Limelight Marketplace.
Esta estupenda e informal pizzería está en el Village. No reservan y depende del día la cola que uno encuentre, que puede ser interminable a la hora de cenar. Mejor ir al mediodía. Aquí la pizza se hace al gusto del cliente, que elige el tamaño (mediano o grande) o, si lo prefiere, el calzone.
El local tiene decoración muy original y es incómodo y ruidoso. Una vez se tiene la base se pueden añadir hasta 14 toppings diferentes, todos ellos de excelente calidad. Destacan las “meatballs” (albóndigas especiadas de carne) y las salchichas.
No lo dude, aquí sirven las mejores pizzas de Nueva York. Lo malo es que está lejísimos del centro, en un barrio perdido de Brooklyn. Solo merece la pena la visita para el viajero experto que ya conoce la ciudad y vuelve a disfrutar de sus encantos.
Pizzas originales y buenísimas, en horno de leña, con algunos platos de pasta excelentes. Prueben a sentarse en la agradable terraza interior. El lugar se hizo famoso y posteriormente sus dueños abrieron un restaurante llamado Blanca, justo al lado, con un menú degustación de más de 200 dólares.
Es otro de los iconos de la comida neoyorkina, y desde hace dos o tres años, vive un resurgir. Nació en Polonia, vinculado a las comunidades judías, pero se hizo famoso en Nueva York.
Se trata de un pan de harina blanca, con un agujero en el centro, vamos como un donuts pero en salado. Antes de hornearlo se cuece en agua brevemente, y este proceso hace que su miga sea densa pero esponjosa y la corteza gruesa y crujiente. Tradicionalmente se comía solo, sin rellenar, pero ahora es un perfecto pan de bocadillo. Lo que le pongas dentro depende de ti.
En el corazón del SoHo, este local invita a parar, entrar y comer ¡Nos encanta! Elegante decoración, grandes ventanales y decenas de personas haciendo cola en su corner de take away, donde preparan los bagel para llevar. Doce variedades de masas diferentes (semillas de amapola, sésamo, aceituna negra…) ordenadas gracias a su agujerito en palos de madera, y un buen surtitdo de rellenos a elegir, aunque nuestro favorito es el de salmón con crema agria. No es mala idea pedir la Torre Sadelle’s de pescados y probar varios diferentes. Es imprescindible reservar mesa, si no olvídate de sentarte. Un lugar perfecto para hacer un buen brunch.
El pastrami es una carne roja, de ternera, que se somete a un proceso de ahumado y salmuera con especias. En Estados Unidos se cocina después de ese proceso. Se corta en finas lonchas y se come en bocadillo con un pan de centeno blandito. Además de encontrarlos en las cartas de muchos restaurantes de carne, se venden en los típicos “delicatessen” (son una especie de tiendas de ultramarinos que dan de comer: sándwiches, embutidos, ensaladas, fruta…). Es el sándwich favorito de Woody Allen, que solía tomarlo en el mítico Carnegie Deli (cerrado hace 2 años). Aquí tienen algunos de los mejores.
Es el deli más famoso de Manhattan, sobre todo por ser donde tuvo el orgasmo Meg Ryan en la película “Cuando Harry encontró a Sally”. Está ubicado en el Lower East Side y la especialidad es el bocadillo de pastrami, probablemente el mejor de la ciudad. El sitio es incómodo, bullicioso y suele estar abarrotado. Sin embargo, todo se compensa con la calidad de sus carnes. Están también muy buenos los perritos calientes. La contundente tarta de queso es un final imprescindible.
La ubicación, muy cerca del Empire State Building, y la calidad de su materia prima hacen que sea una parada obligatoria antes o después de subir al edificio más famoso de la ciudad. Los bocadillos pueden ser tan grandes como para King Kong y el “smoked” pastrami está buenísimo. También se pueden probar otras carnes como el corned beef y el brisket (todas se venden al peso). El pollo asado es otra excelente opción aquí. Tienen otro local en el Upper East Side.
Otro deli muy popular, este situado en el Upper East Side, con comida para llevar y tienda de alimentación y cocina. Es bastante caro pero los desayunos y brunch merecen la pena. Lo que nos interesa es que el pastrami está jugoso y buenísimo, como todas las carnes y quesos que ofrecen. No dejen de probar sus maravillosos bagels, esos típicos panecillos americanos con forma de donuts.
Otro deli muy popular, este situado en el Upper East Side, con comida para llevar y tienda de alimentación y cocina. Es bastante caro pero los desayunos y brunch merecen la pena. Lo que nos interesa es que el pastrami está jugoso y buenísimo, como todas las carnes y quesos que ofrecen. No dejen de probar sus maravillosos bagels, esos típicos panecillos americanos con forma de donuts.
El brisket es un corte típico norteamericano que se suele hacer a la barbacoa. La carne es de ternera y suele ser del pecho de la misma. Se cocina durante varias horas para que quede bien tierno y tiene un sabor delicioso.
Tiene varios restaurantes a lo largo de la ciudad y la especialidad es el brisket, aunque tiene otros cortes excelentes como las costillas y el pulled pork. Las carnes son ahumadas y hechas a baja temperatura durante varias horas, para conseguir ternura y sabor. Decoración informal y mesas de madera. Muy popular y algo caro pero no decepciona. Sus salsas especiales son estupendas.
Muy cerca del pintoresco edificio Flatiron Building, esta barbacoa ofrece cortes de ternera y cerdo excelentes, entre los que destaca el brisket. Se eligen las cantidades al peso. Excelente para un lunch contundente e informal. Mesas de madera y ambiente de bar. Conviene reservar para las cenas. Hay música en directo por las noches, para lo que hay que pagar entrada aparte.
Muy alejado de Manhattan, en el barrio de Red Hook en Brooklyn, está esta barbacoa impresionante, informal y muy barata. Carnes a la brasa (imprescindible pedir el brisket o el lamb belly), costillas, alitas, y bocadillos de todo tipo. Mesas corridas de madera y mucho bullicio. Barra aparte para las bebidas, todo en concepto autoservicio. Una gran visita para aquellos que se estén alojando en la zona o tengan tiempo de sobra en Nueva York. Si su prioridad es conocer la ciudad en un primer viaje, no pierda el tiempo en este desplazamiento. Si, por el contrario, ya conoce la ciudad será una excursión estupenda.
La moda actual del ramen japonés y los bao buns rellenos en Nueva York no viene de Asia, que es de donde son originarios esos platos. Los panecillos se popularizaron y dieron a conocer en América y Europa gracias al cocinero David Chang y sus restaurantes Momofuku en Manhattan.
NOODLE BAR MOMOFUKU – 171
El restaurante del famoso David Chang ofrece diferentes versiones de sus famosos bun baos. El de cerdo es el más imitado y su simpleza sorprende. Básicamente es panceta con pepino, cebolleta china y salsa hoisin. Muy rico en cualquier caso. Lo mejor son sus estupendos bowls de ramen con caldos excelentemente elaborados acompañados de “pork belly” (panceta) y otras especialidades. Se puede comer de manera informal en la barra o en sus pocas mesas de madera.
Ssäm bar (207 2nd Ave.) es del mismo grupo y fue el restaurante original, con un concepto y local parecidos. Excelentes los baos, sobre todo el de “soft shell crab” (cangrejo de piel blanda). En la carta se incluyen además bowls de arroz y otros platillos.
Nishi by Momofuku (232 8th Ave.) es el nuevo restaurante informal de David Chang que ofrece excelentes platos de noodles. Los “brunch” (desayuno tardío o almuerzo temprano) de los fines de semana son estupendos.
Este pequeño local del East Village está escondido detrás de unas cortinas japonesas. Es de los mismos dueños de Kura, una de las mejores barras de sushi de Nueva York (eso sí, no apta para todos los bolsillos). Raku, sin embargo, tiene precios populares y ofrece excelentes platos de ramen y noodles. El más popular es el de costillas y las cantidades son enormes. Con una ración comen dos sin problema. Avisen el grado de picante que quieren o la sopa se les hará interminable
Uno de los mejores ramen de la ciudad sin lugar a dudas, situado en Brooklyn. Está muy alejado de los circuitos turísticos pero los caldos que elaboran son exquisitos y no podíamos dejar de incluirlo. Aparte de los ramen, pueden tomar alguna de las variedades de bun baos que tienen en la carta. Si es la primera visita a Manhattan no pierdan el tiempo en esta excursión y vayan mejor a Raku.
Son muchos los mexicanos residentes en Estados Unidos y la cocina tex mex se ha popularizado. Sin embargo hay aún algunas taquerías que merecen mucho la pena por su autenticidad y originalidad.Mencionamos aquí tres de ellas.
Restaurante mejicano que antiguamente solo tenía una entrada secreta, pero ahora ya es más fácilmente accesible por las dos calles a las que da. Han subido precios y ampliado la carta con la reforma del local. Los tacos siguen estando muy buenos y es la forma de comer rápido y barato. El de rib eye con queso y el de pescado con salsa chipotle son los más originales.
Decoración típica mejicana en un establecimiento muy informal. Las margaritas están de muerte. Lo mejor son los tacos, sobre todo los tradicionales de carnitas y cochinita pibil. Cervezas mejicanas para acompañar con excelentes guacamole y enchiladas. Buen ambiente por las noches y muy tranquilo para el lunch, cuando es fácil encontrar mesa.
Tienen ya 4 restaurantes abiertos en Manhattan, pero el más agradable está en el animado barrio del Village, con terraza abierta y cocina vista. Con cervezas o margaritas, lo mejor es pedir un buen guacamole de entrada y después hartarse a tacos. Los más originales son los de pescado, de los que hay varias opciones. Pero los mejores son los tacos al pastor, con piña y salsa picante. También están ricas las quesadillas.
En Manhattan van de este a oeste y las avenidas de norte a sur. Y también es sabido que, en la mayor parte de Nueva York, las calles y avenidas tienen números en lugar de nombres.
Los habitantes de Nueva York tienen básicamente dos formas de dar una dirección. Una es decir la confluencia entre una avenida y una calle, por ejemplo en la 9th St. con la 5th Ave. Esta manera de decirlo es fácil, sólo hay que saber que “St.” significa street (calle) y “Ave.” significa avenue (avenida).
La otra opción es que nos den el número exacto del lugar, sea una calle o una avenida. En ese caso se suele especificar entre qué dos calles o avenidas se encuentra. Por ejemplo “131 2nd Ave (entre la 7th St. y St. Marks Pl.)”. Así sabemos que es el número 131 de la segunda avenida y que está entre la calle 7 y la calle St. Marks.
La cosa se complica cuando dan el número de una calle sin especificar. Aquí es importante saber que hay números en el este (que se diferencian con E de east) y en el oeste (con W de west). Así, el 119 W 56th St. hay que buscarlo en la zona oeste de la calle 56. En el este de la misma calle podremos encontrar otro 119 que estará lejísimos de dónde queremos ir.