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¡A comer tarántula! (no en Camboya, sino en México)

Por Mayra Zepeda (@Mayra_Zepeda)

En la ciudad camboyana de Skuon es común encontrar puestos callejeros cuya especialidad es comer tarántula frita. Ahí están las arañas apiladas con la barriga, la cabeza y las patitas crujientes, listas para ser devoradas por los transeúntes que se dirigen a hacer sus compras cotidianas.

Las tarántulas que se consumen en Camboya se sumergen en una mezcla de glutamato monosódico, azúcar y sal y después se fríen en aceite con ajo machacado.

Y aunque en las calles de la ciudad de México abundan los puestos callejeros, ninguno ofrece este tipo de manjares. No te preocupes, para probar tarántula en la capital mexicana solo hay que ir al Mercado de San Juan de Pugibet y recorrer sus pasillos. Ahí, entre carnes exóticas –de jabalí, víbora, faisán y otras- y embutidos de excelente calidad, encontrarás algunos locales dedicados a preparar insectos y platos prehispánicos.

Uno de ellos es México en el Paladar. Este pequeño local ofrece tarántulas provenientes de un criadero en Veracruz y se preparan de una manera muy distinta a la camboyana.

Primero meten la tarántula en el refrigerador durante tres minutos para que muera y después la hierven en agua y mezcal de Oaxaca. Posteriormente le dan un segundo hervor, pero ahora con verduras silvestres, y luego un tercero con sal de camarón.

Ya que la tarántula está hervida se mete al horno. Después se le cepilla la panza con el objetivo de retirar todos los pelitos que la cubren –conocidos como vellos urticantes-, los cuales pueden provocar intoxicaciones o alergias. Así, las veces que sea necesario.

¡Listo! La tarántula está lista para comerse en taquito con aguacate o sola, patita por patita, panza y cabeza.

El resultado

Puedes comerla como quieras, pero sugerimos empezar por las patas, las cuales adquieren una textura muy crujiente –como de chicharrón- y un sabor intenso a carbón.

Ahora sí, la barriga y la cabeza sin (tanto) miedo. En realidad, la tarántula no es particularmente sabrosa, pero tampoco tiene un sabor desagradable. Es crujiente, no se percibe ninguna textura suave o cremosa en su interior, solo un sabor que recuerda al camarón o al pollo frito.

Lo realmente difícil de comer tarántula es tolerar los vellitos que se quedan en el cuerpo del arácnido. Aun cuando la cepillan para retirarlos, es inevitable sentir cómo se pegan en la lengua, el paladar y la parte interna de las mejillas, una sensación que perdura ¡durante horas!

Si comer tarántula te parece una opción extrema, comienza por otros insectos como los cocopaches, las chinches, las hormigas chicatanas, los alacranes o los escorpiones. México en el Paladar tiene dos opciones, la degustación básica y la prehispánica, ambas, probaditas de todos los bichos disponibles. En su versión más ligera, puedes pedirlos en sopas o sopes prehispánicos.

Mercado de San Juan

Dirección: Ernesto Pugibet 21, Centro Histórico, ciudad de México.

México en el Paladar: local 102 y 109.

Facebook: facebook.com/mexico-en-el-paladar

¿Te atreverías a comer tarántula?