Muchas personas sufren de problemas en la vista y estos aumentan a medida que envejecemos.
Un programa de la BBC investigó si la dieta realmente puede ayudarnos.
Mi vista nunca ha sido buena. He usado lentes casi toda mi vida y siempre he asumido que la situación empeorará con los años.
Cuando el equipo del programa de la BBC, Trust Me, I´m a Doctor, “Confía en mí, soy un doctor”, me propuso cambiar mi dieta y tomar suplementos para mejorar la visión me mostré escéptico.
Pero acepté el desafío. El primer paso fue ver a un especialista, John Barbur, de City University en Londres, para hacerme una serie de pruebas exhaustivas.
Barbur se interesó especialmente en el estado de mi retina, la parte del ojo sensible a la luz. Me hizo mirar a una computadora en la oscuridad durante horas, mientras realizaba todo tipo de pruebas para medir mi percepción de los colores, mi visión nocturna y mi capacidad de detectar objetos diminutos.
También midió el nivel de protección del área más delicada de la retina, la mácula, contra rayos ultravioletas y la luz en la zona azul del espectro, la luz visible de alta energía emitida tanto por el Sol como por fuentes de luz artificial.
La retina es un tejido sensible a la luz que recubre la parte posterior del ojo. La mácula es un área pequeña de la retina responsable de la visión central y que permite ver claramente detalles finos, leer letras pequeñas y enhebrar una aguja. La mácula es una pequeña mancha con una pigmentación amarilla de unos 5 milímetros de diámetro.
Nuestros ojos tienen una especie de filtro natural que cubre las células fotorreceptoras, que captan luz, y consiste en un pigmento de color amarillo, el pigmento macular.
Los resultados de las pruebas que me hizo Barbur fueron al mismo tiempo fascinantes y deprimentes. No distinguía bien los colores amarillo y azul, algo que según el experto puede deberse a la diabetes que me diagnosticaron hace unos años.
Mi visión nocturna y percepción de detalles también era pobre en comparación con personas más jóvenes, pero normal para mi edad.
Para el programa de la BBC ingerí durante 90 días pastillas con concentraciones de compuestos naturales hallados en algunas plantas coloridas. Los compuestos provenían de caléndulas, pero dos de las sustancias químicas principales, luteína y zeaxantina, también se encuentran en alimentos que consumimos con frecuencia.
Un equipo de científicos en Estados Unidos creó también especialmente una receta para un licuado diario con niveles similares de luteína y zeaxantina. El licuado incluía frutas y verduras como kiwi y col rizada, además de lípidos como los hallados en la leche y el germen de trigo, que ayudan a absorber los componentes principales.
Doce semanas después regresé a la City University para comprobar si mi régimen diario de pastillas y licuados había tenido algún impacto. Los resultados de las nuevas pruebas sorprendieron incluso al profesor Barbur.
Mi percepción del amarillo y azul había vuelto a ser normal. Mi visión nocturna había mejorado notablementey los niveles de pigmentos maculares protectores habían aumentado.
Los datos, sin embargo, no impresionaron tanto al profesor John Nolan, del Instituto de Tecnología Waterford, en el sureste de Irlanda. Nolan estudia desde hace años con sus colegas los pigmentos maculares. Y recientemente finalizó una prueba con 100 participantes que obtuvieron resultados similares a los míos.
El científico encontró que un aumento en la dieta de los niveles de luteína, zeaxantina y meso-zeaxantina mejoró la mácula y la visión en general.
También hay indicios de que estos compuestos pueden ayudar a retrasar o incluso prevenir la degeneración macular asociada al envejecimiento, aunque este punto es controvertido.
¿Deberíamos entonces tomar suplementos nutricionales para proteger o mejorar nuestra vista?
Las investigaciones ciertamente muestran que los suplementos funcionan, también en el caso de alguien como yo, que ya tenía una dieta saludable con abundancia de frutas y verduras.
Algunos científicos creen incluso que si ingerimos los alimentos adecuados, los cambios en la dieta son suficientes, sin necesidad de recurrir a las pastillas.
Pero es necesario realizar más investigaciones sobre las mejores fuentes alimenticias de los tres carotenoides en el pigmento macular.
La luteína es un compuesto amarillo producido sólo por las plantas para absorber la luz azul. Es parte del mecanismo que permite a las plantas obtener energía a través de la fotosíntesis.
Los animales, en cambio, obtienen la luteína comiendo plantas. Entre las mejores fuentes están la col rizada, la espinaca y la yema de huevo.
Este mismo compuesto es usado industrialmente para alimentar a las gallinas, con el fin de que los huevos tengan yemas más amarillas. Y como es una sustancia liposoluble, también acaba dando un tono amarillento a su piel.
La zeaxantina es otro compuesto amarillo, casi idéntico a la luteína, generado por las plantas para absorber luz. Es la sustancia química que da su color amarillos al maíz, los pimientos y el azafrán.
La meso-zeaxantina es una forma de zeaxantina que no se encuentra generalmente en las plantas, pero es sintetizada por el organismo a partir de la luteína. Es preciso investigar más qué tan eficiente es este proceso.
La meso-zeaxantina se halla en algunos peces, particularmente en su piel, y en suplementos que contienen extracto de caléndula.
Los voluntarios que participaron en nuestro programa de la BBC e ingirieron licuados diseñados para aumentar los niveles de luteína y zeaxantina mejoraron los niveles de luteína, pero no de zeaxantina.
Claramente, es necesario hacer más investigaciones y refinar la receta de los licuados. Pero dado el nivel actual del conocimiento sobre estos compuestos, y aunque no soy muy partidario de los suplementos, bien podría acabar consumiéndolos.
Lo mismo podría aconsejarse en el futuro a personas que no consumen suficientes vegetales verdes o a personas mayores, que absorben nutrientes con menor eficiencia.
Así que, si quieres mejorar tu vista, todo indica que lo mejor será consumir en abundancia vegetales verdes, junto con algunas grasas para mejorar la absorción de compuestos liposolubles.