El día de muertos es una de las tradiciones más relevantes y cargadas de historia y misticismo. Aunque también se festeja en otros países de Centroamérica y España, en México es especial y tiene elementos únicos como el color, la sabiduría, la cocina y por supuesto la comida; te contamos un poco más sobre el origen del pan de muerto.
Además de los elementos tradicionales como agua, sal, velas, flores, copal o comida, cada una con un significado especial, en una buena ofrenda no debe faltar uno o más panes de muerto.
El significado del pan que tradicionalmente se elabora desde octubre es menos agradable que su sabor pues su historia y origen, aunque con versiones distintas todavía, sigue sin ser las más románticas.
Las más antiguas civilizaciones de Mesoamérica realizaban sacrificios humanos como rituales cotidianos a sus dioses, con un nivel de devoción que no deja de sorprendernos. Entre sus múltiples maneras de sacrificar, una era sacar el corazón de la “ofrenda”.
Hay quienes dicen que el ritual del que surge la idea de hacer pan, fue el de ofrecer una princesa a los dioses, sacarle el corazón viva y mientras el corazón seguía latiendo lo metían en una olla con amaranto y el “sacerdote” o encargado del ritual se lo comía para agradecer a las deidades.
Otros cuentan, que para enterrar a los muertos se hacía un pan de semillas de amaranto que bañaban en la sangre que sobraba de los sacrificios.
Una versión un poco menos literal, asegura que el pan siempre fue utilizado para simbolizar el corazón de un ídolo creado de varios elementos y simplemente se hacía una representación de un sacrificio, sacándole el “corazón” (pan) a este ídolo ficticio para después repartirse entre todo el pueblo.
Sea cual sea la versión real, cuando los españoles llegaron a tierras americanas, de las primeras cosas que quisieron eliminar fue este tipo de rituales.
También la historia que fueron los religiosos españoles quienes comenzaron a representar los corazones con pan, al que pintaban de rojo para simbolizar la sangre y más tarde agregarían azúcar. Por supuesto era más que evidente que sería un “pan de muerto”.
La forma que conocemos del pan de muerto hoy en día representa un cadáver, la bolita de pan superior es un cráneo y las cuatro canillas son los huesos del cuerpo que señalan las direcciones del universo. En México hay muchísimos tipos de pan de muerto en Puebla, Tlaxcala, Oaxaca, Michoacán y cada uno tiene su manera tradicional de hacerlo.
Algunos son sólo azucarados, otros barnizados en huevo con ajonjolí, otros pintados de rojo, algunos son más ovalados que redondos y en algunos lugares hasta llevan dedicatoria. Claro, ahora hay hasta rellenos de crema pastelera, nata, y ya en la necedad, hasta de Nutella.
Sin importar su origen, la realidad es que siempre esperamos estas fechas, más que por la vacación, por la fiesta de día de muertos y por saborear esta creación de dioses y disfrutarla con una taza de espumoso chocolate caliente.