En estos tiempos de consumismo extremo el agua se ha convertido en un producto más que en un derecho vital para los seres humanos. En la ciudad de México, una botella de “agua simple” puede costar hasta 751 veces más que el agua de la red pública, según datos del Fondo para la Comunicación y la Educación Ambiental.
Hoy, México aún ocupa el primer lugar en consumo de agua embotellada por habitante a nivel mundial, con 244 litros per cápita, de acuerdo con cifras de Beverage Marketing Corporation citadas en la más reciente publicación de la Asociación Internacional de Agua Embotellada (IBWA)
El creciente consumo de agua embotellada en México, según el Fondo para la Comunicación y la Educación Ambiental, es resultado de tres cuestiones primordiales: “la desconfianza de los ciudadanos respecto a la calidad del agua del grifo, un marco institucional que cede terreno ante la presión de las empresas multinacionales y la enorme fuerza tanto mercadotécnica como política con que cuentan estas corporaciones embotelladoras.”
Actualmente se comercializa desde agua potable hasta botellas de agua de lluvia recogida en Tasmania, otras de agua obtenida de un manantial bajo un volcán japonés y, ¿por qué no’, botellas de agua filtrada de glaciares canadienses y de Groenlandia. Claro, como suenan, cuestan.
A continuación te ofrecemos una pequeña guía de la variedad de agua embotellada que por ahora rige el mercado.
Es el agua que se trata por destilación, desionización, ósmosis inversa u otro proceso con el objetivo de ser apta para el consumo humano. También se puede tratar con ozono, un oxidante potente que posee múltiples usos en el tratamiento del agua, incluida la oxidación de sustancias orgánicas. Controlar las aguas destinadas a consumo humano regularmente implica cloro, el agente desinfectante más empleado, pero no el único ni el mejor, ya que el ozono puede utilizarse como desinfectante primario gracias a que degrada eficazmente una gama amplia de plaguicidas y otras sustancias orgánicas.
El agua mineralizada contribuye a satisfacer las necesidades diarias de minerales que el organismo necesita. A diferencia del agua mineral natural, al agua mineralizada o carbonatada se le añade dióxido de carbono. La composición de esta agua supera los 600 mg/l en bicarbonatos y tiene un efecto neutralizante de la secreción gástrica, por lo tanto estimula la digestión. Sin embargo, a pesar de ser un trago de beneficios para algunos -ayuda a reducir los niveles de colesterol malo y aumentar los buenos, además de aportar minerales-, puede ser factor de riesgo para personas con problemas de hipertensión, diabetes o con problemas renales, esto se debe a que el dióxido de carbono se convierte en ácido carbónico que puede dañar otros minerales del organismo y su correcto funcionamiento.
El agua tónica es un agua carbonatada de forma artificial a la que se le añade quinina, un alcaloide natural, blanco y cristalino de sabor muy amargo; por esta razón se le añade azúcar para equilibrarlo. El hecho de tener azúcar añadida es razón suficiente para no considerarla como principal bebida hidratante. Es utilizada comúnmente en el mundo de la coctelería para preparar tragos.
Esta agua proviene de glaciares. Esta agua destaca por su gran pureza y… por su elevado precio. La empresa Svalbardi empezó a vender agua de icebergs del archipiélago de Svalbar, en el Ártico, por aproximadamente 2 mil pesos la botella de 750 mililitros.
Este producto se obtiene de una formación subterránea de la que fluye el agua de forma natural a la superficie de la tierra. El agua de manantial debe ser recogida únicamente en la fuente o con la ayuda de un taladro que atraviesa la formación subterránea hasta encontrar el manantial. Las aguas de manantial son “bacteriológicamente sanas extraídas de yacimientos subterráneos y que brotan de un manantial en uno o varios puntos de alumbramiento naturales o perforados”.
El agua de manantial es potable por su naturaleza y también es microbiológicamente sana pues se encuentra aislada de riesgos de polución. Algunas “impurezas” tales como minerales, sales u otros compuestos, también son de vital valor para la conservación de la salud. Las aguas subterráneas como los manantiales son una excelente opción para encontrar el líquido enriquecido con estas características.
El pH o el nivel de acidez del cuerpo se mide en una escala del 0 al 14. De 0 a 7 es un cuerpo ácido mientras que de 7 a 14 se considera un cuerpo alcalino. Existe una teoría que explica que las enfermedades son consecuencia de la acidez del cuerpo, por lo tanto, si se modifica su pH los padecimientos se pueden retraer. En este caso, crear un equilibrio más alcalino en el cuerpo a través del consumo de agua con un pH más alto.
Pero ¡ojo! La razón por la cual beber agua alcalina no va a disminuir la producción de ácido en el cuerpo es que el estómago tiene un nivel de pH de 1.5, por lo tanto, todo lo que consumimos aunque sea alcalino al momento de meterlo en la boca ya es ácido cuando llega a los intestinos.
Si estás duplicando tu gasto de agua por disminuir la producción de ácido proveniente de productos altamente industrializados, mejor te sugerimos cambiar tus hábitos alimenticios, es más barato y saludable.
Son las aguas con bajo contenido en sodio, menos de 20 mg/l. Las dietas con bajo contenido sódico son benéficas para quienes padecen de hipertensión arterial, problemas cardiacos, litiasis, afecciones renales o alteraciones asociadas a retención de líquidos.