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Pan blanco vs pan integral: ¿qué es cada uno?

Por Sarah del Moral

México es el quinto país del continente americano donde más pan se consume, solo superado por Chile, Argentina, Estados Unidos y Ecuador, según datos de la Cámara Nacional de la Industria Panificadora (Canainpa). A los mexicanos nos gusta considerarnos paneros y nos enorgullece la envidiable variedad de la que disponemos en nuestro país, y ejemplo de ello es el famoso dicho “las penas con pan son menos”. 

Pero ¿hasta qué punto el consumo de pan resulta problemático?

Una de las primeras recomendaciones para adquirir hábitos saludables o eliminar los excesos de grasa en las partes menos deseadas del cuerpo es disminuir el consumo de pan o mínimo cambiar el pan blanco por integral. ¿En realidad uno es mejor que el otro?

El pan blanco está hecho de harina de trigo, en cuyo proceso de elaboración se elimina gran parte del salvado y el germen. En panes industrializados esto se elimina en su totalidad y el resto del grano se tritura hasta obtener un grado de finura adecuada.

En contraste, la harina para el pan integral es obtenida de la molienda del grano que conserva su cáscara y otros componentes -incluye el germen y el salvado-, por ello es un alimento más completo, lo que favorece la salud intestinal y la sensación de saciedad. El pan integral aporta más fibra, algo especialmente interesante e importante para nuestra salud debido a que la fibra es un nutriente fundamental en la homeostasis del cuerpo.

Sin embargo, pierde su valor cuando se convierte en un producto industrializado y ultraprocesado. Si compras el pan integral en el supermercado fíjate bien en la etiqueta; en una panadería local puedes conseguir un pan integral con 80% de centeno, por ejemplo.

El Poder del Consumidor analizó una versión de pan doble fibra de consumo masivo y encontró que contiene casi una cucharada cafetera de azúcar por cada dos rebanadas, dos diferentes tipos de endulzantes -jarabe de maíz de alta fructosa y glucosa- y 10 diferentes aditivos -entre ellos dos clasificados como de dudosa seguridad: cloruro de amonio y azodicarbonamida-. Por el hecho de que contiene jarabe de maíz de alta fructosa, cloruro de amonio y azodicarbonamida no es conveniente consumir este producto diariamente. Finalmente es un producto, no un alimento.

Hay que entender que la alimentación debe ser individualizada. Si una persona responde en términos de niveles de glucosa en la sangre mucho más fuerte, entonces deberá inclinarse por el pan integral, pero si la fibra le provoca distensión abdominal, le hará mejor una pieza de pan blanco -y qué mejor que sea de calidad y no con harina ultrarefinada-.

La variedad de pan es inmensa y hay para todos, pero eso sí, te aseguramos que el más rico y saludable es el que está hecho por las manos de un buen panadero y no por máquinas.