Una piel saludable se detecta a simple vista. Factores ambientales y rutinas diarias tienen un efecto significativo sobre ella, pero el más importante es el factor alimenticio. Existen muchos alimentos estrella cuando de una piel sana se trata, te presentamos algunos de ellos:
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda a los adultos tomar dos litros de agua al día. El agua es el modo de hidratación más simple y al mismo tiempo más rico para la piel. De preferencia, dos vasos de agua en ayunas, pues en ese momento la piel está más receptiva y necesita hidratarse luego de varias horas de ayuno. Como resultado, una piel más luminosa con tan solo dos semanas de prueba.
El selenio también está presente en cereales como el trigo. Este mineral y antioxidante que encontramos en derivados como el pan, la pasta y el arroz ayuda a proteger la piel contra los cambios bruscos del medio ambiente, en especial contra la contaminación; además, proporciona elasticidad a las células, lo que se refleja en menos líneas de expresión y síndrome de cara triste a temprana edad. Además, la fibra permite una digestión óptima que además de favorecer a la piel brinda muchos otros beneficios para el cuerpo.
Contienen beta-caroteno, un antioxidante que se convierte en vitamina A dentro de nuestro cuerpo, lo que ayuda a la reparación de los tejidos y retrasa el proceso de envejecimiento, disminuyendo la flacidez y aparición de arrugas. Además, repele los rayos dañinos del sol, por lo que es un buen complemento en las cremas de protección solar. Las zanahorias contienen más beta-carotenos cocidas que crudas.
Contienen vitamina E, la cual evita la oxidación celular. Consumir solo 25 gramos al día contribuye a tener una piel más suave y con un brillo natural propio de una piel saludable. También contienen cobre, lo que actúa como un antiinflamatorio. Como no se dañan con facilidad se pueden llevar a todas partes para consumirlas entre las comidas.
Este nutriente lo encontramos con facilidad en el salmón, las anchoas, las sardinas, el atún, y también podemos optar por los pescados de temporada. Los pescados azules son los más ricos en grasas Omega-3. Estas grasas hacen más permeables las membranas celulares, ayudando a la desaparición de agentes nocivos de las mismas. Las manchas ocasionadas por el sol suelen minimizarse con productos que contienen Omega-3, pero nada como consumirlo directamente de los pescados. Para maximizar el efecto del Omega-3 debe consumirse mucha agua.
Su contenido de vitamina C refuerza la formación de colágeno en la piel para darle mayor firmeza y elasticidad. Es clave comer los cítricos en gajos, pero si se desea tomar el jugo, el mejor momento es inmediatamente después de exprimirlos. Es importante mencionar que la vitamina C también está en frutas como la guayaba y el kiwi, y en verduras como la coliflor, brócoli y pimientos. Es mejor consumir estas verduras crudas o al vapor para aprovechar toda su vitamina C.
Son las más ricas fuentes de proteínas que se conocen, su consumo habitual aumenta el tono muscular. Asimismo, son ricas en vitamina B6 y selenio que actúan de manera preventiva ante el envejecimiento visible en las arrugas y en las manchas. La carne debe consumirse con poca grasa, evitando que se queme. Y las claras de los huevos pueden consumirse todos los días sin ningún problema, pues no contienen colesterol.
Es la más rica fuente de licopeno, sustancia química natural que provee el color rojo característico de algunos alimentos como el tomate. Esta sustancia protege a las células de la acción dañina de los radicales libres, también actúa de manera preventiva contra enfermedades de la piel, en las que se incluyen algunos tipos de cáncer. El tomate aumenta su licopeno al cocinarse, se recomienda hacerlo y comerlo poco tiempo después de la primera cocción.
Es importante consumir derivados de los cereales de manera natural o de marcas confiables y reconocidas, pues mucho se especula sobre los efectos adversos del selenio, por lo que vale estar seguros de que su consumo no está fuera de lo permitido por la OMS.
Los complementos sintéticos son un excelente mercado farmacéutico y sí logran mejoras y cambios en la piel, pero nunca van a remplazar lo que se puede obtener de una alimentación saludable.