Una terrible cruda es la reacción a una intensa borrachera. Tal padecimiento debe aliviarse rápidamente para que no se convierta en una agonía interminable, en una jaqueca sin fin, en el peor día. Mariscos Villa Marina, ubicado en la Zona Río de la ciudad de Tijuana, tiene entre su personal a la única doctora Crudóloga.
La Dra. Clamato —como se hace llamar esta mujer quien prefirió permanecer anónima— guarda en su botiquín de primeros auxilios: licor, mariscos, cerveza, hielo y jugo de tomate y almeja; la única ―lo garantiza ella― que alivia el sufrimiento de una cruda en apenas un santiamén.
Con la intención de cumplir con tan humano propósito como lo es sanar a los que sufren los excesos de una trasnochada, esta doctora ―tal como lo hacían las enfermeras que curaban las heridas de los soldados convalecientes dentro de las trincheras de la Segunda Guerra Mundial― camina, con semblante misericordioso, entre las mesas del restaurante vistiendo una bata blanca de médico y cargando un estetoscopio colocado alrededor de su cuello. No empuja una camilla de hospital, sino un carrito de catering repleto de pulpo, camarones y almejas, Clamato, tequila, cerveza y vodka, hielos, limones y condimentos, con los que suministra eficaces e infalibles bebidas curacrudas.
Para poder conocer y estrechar la mano de esta Crudóloga, que dice a la menor provocación: “Tengo 60,000 likes en la página de Borrachos VIP, aquí de Tijuana; soy famosa”, visité las instalaciones del establecimiento culinario donde da consulta.
Al final de la conversación entendí que nunca pierde de vista su objetivo principal: garantizar que no se rompa el hilo del que pende la salud física y mental de sus pacientes.
Cuando una persona llega al restaurante sufriendo una épica resaca, ¿qué es lo que le suministra de emergencia para estabilizarla?
Una bebida con Clamato, mariscos, hielo, sal, pimienta, salsa inglesa ―elaborada con jarabe de maíz, pimientos, salsa de soja, tamarindo, anchoas, cebollas, chalotas, clavo de olor, ajo y fermentado en vinagre― salsa Tabasco, salsa negra ―secreto de la casa―, gotas de limón y chile en polvo en un vaso escarchado con sal. Además, una rama de apio y una banderilla de tamarindo con chile; ¡ah, se me olvidaba!, y un saladito ―ciruela deshidratada en sal, limón y agua―, ese le da un toque especial.
Y si el “herido” no quiere más alcohol por el momento, le sirvo una rusa, que se prepara con agua mineral, limón y mucho hielo en un vaso escarchado con sal. Con eso se tranquilizan y dejan de temblar.
¿Cómo se prepara para atender a sus “enfermos” de cruda que, por lo que veo, son bastantes?
Una noche antes dejo reposando 200 litros de Clamato preparado con salsa Tabasco ―elaborada con chile tabasco, vinagre, agua y sal de la isla Avery, reposada en barricas de roble blanco―, sal, pimienta y salsa inglesa y sazonador. En la mañana, apenas llego, me dan el jugo de limón recién exprimido y los mariscos. Monto mi carrito con mariscos, cervezas, tequila, vodka, hielo, pulpa de mango y todos los condimentos necesarios.
En su opinión, Crudóloga, ¿cuál es el licor que mejor combina con el clamato?
En mi caso la mejor bebida curacrudas es clamato con vodka, yo así me curo la cruda. El vodka no te llena tanto el estómago como la cerveza. El vodka te conecta poco a poco de nuevo con la borrachera y no te das cuenta; pasas de un terrible estado a uno más placentero.
Lee la nota completa en Munchies.