En el mar de condimentos para la cocina, la sal es la amiga fiel en la gama de ingredientes básicos para resaltar los sabores de nuestras recetas; una pizca nunca está de más.
La sal es un condimento aparentemente sencillo, pero cuando se mezcla con hierbas finas, se convierte en cristales, rocas y escamas, o se presenta en tonos rosados, negros y blancos, su complejidad aparece.
Este mineral cristalino formado de sodio y cloro es la principal fuente de sodio en nuestra alimentación y es un nutriente esencial en el cuerpo humano porque regula importantes funciones fisiológicas. Sin embargo, el consumo excesivo de este mineral afecta la salud, tanto, que los estados miembros de la Organización Mundial de la Salud (OMS) acordaron reducir en 30% el consumo de sal entre la población mundial de aquí a 2025.
Además de potencializar los sabores de lo que comemos, la sal también actúa como conservador de alimentos, ya que a las bacterias se les dificulta desarrollarse en ambientes salinos. Partiendo de esta premisa puedes entender por qué entre más procesados sean los alimentos, más cantidad de sodio tendrán.
La mayoría de las sales de todo el mundo proceden de minas o de procesos en los cuales se obtiene la sal a través de la evaporación de aguas salinas. A continuación te explicamos algunas variedades de sal que favorecerán tu sazón.
La sal de mesa típicamente se extrae de depósitos subterráneos y contiene más cloruro de sodio (97% a 99%) que la sal de mar. Este tipo de sal es la que encontramos en casi todos los saleros de las mesas de los comedores. La mayoría de las sales de mesa contienen aditivos tales como agentes antiaglutinantes y yodo, un nutriente esencial para el cuerpo humano.
Se trata de una sal de granos gruesos que nace del mar o de la tierra. Se llama así por su uso en la preparación de carne de acuerdo con los regímenes dietéticos de la población judía. La sal kosher es puro sodio sin nada de aditivos, se disuelve fácilmente, por lo que su uso es muy versátil y va bien con cualquier alimento.
Esta sal proviene de las antiguas minas de sal de Khewra en Pakistán; es rica en minerales y se cree que es una de las sales más puras, por esta razón la usan con frecuencia en los tratamientos de spa.
El color de esta sal va desde el blanco puro y el rosado, hasta el rojo oscuro. La sal del Himalaya se utiliza con frecuencia como superficie para servir la comida gracias a su capacidad de mantener una temperatura específica durante un periodo prolongado de tiempo; estas placas se pueden utilizar para cocinar pescados, carnes y verduras.
La sal del mar se produce a través de la evaporación del agua de mar o agua de lagos de agua salada. Los minerales que se quedan durante el proceso aportan sabor y color a este tipo de sal.
La sal marina en escamas contiene una mínima cantidad de humedad por lo que se disuelve instantáneamente en los alimentos y se recomienda utilizarla en platillos más delicados, aunque esto no quiere decir que no vaya bien en recetas más sencillas, ya que una pizca de esta sal puede potencializar el sabor de un aderezo hasta de la ensalada más aburrida.
La flor de sal se produce exclusivamente en Francia, España, Portugal y México, ya que para su elaboración es necesario una serie de factores naturales, como la energía solar, el aire, el clima, el relieve terrestre y la calidad del agua de mar disponible. La flor de sal es la delgada capa que se forma en la superficie de las eras de cristalización debido a que posee una densidad menor a la del agua y se recoge mediante un proceso manual.
Gracias a que está llena de humedad y minerales esenciales es la sal más saludable por excelencia. Úsala en verduras cocidas, cerdo asado y pescados fritos y para acabados deliciosos rocía sobre un pan tostado con mantequilla o huevos fritos.
Su distintivo color proviene del carbón activado que se le añade, tiene un aroma ligeramente sulfuroso y un sabor terroso muy peculiar que la distingue de otras sales. Puedes utilizarla para decorar platillos y como sal para alimentos rostizados. La sal de lava es excelente para coberturas de pescados ya que logra preservar el sabor y la humedad mientras se hornean.
La ventaja de esta sal es su practicidad; resulta ser dos o tres o cuatro condimentos en uno. Hay sales con ajo, cebolla, hierbas finas, aderezos y más. Regularmente la sal infusionada se utiliza para darle el toque final a los platillos, no tanto para sazonar desde un principio.
Se conoce también como sal gris o celta. La sal gris se obtiene por evaporación de las aguas marinas y su color se deriva de las arcillas que hay en el fondo de las salinas donde se recolecta. Posee una textura húmeda superior a otras sales y por ello resulta popular en la cocina de fuego: imagina frotar un poco de sal en un pollo antes de rostizarlo o a un jugoso filete antes de mandarlo a la parrilla. Sin embargo, la versatilidad de esta sal también te permite usarla diario en cualquiera de tus platillos.