Todos saben que los ingleses aman el té.
Pero, ¿sabes por qué son los únicos europeos que acostumbran mezclarlo con leche?
La infusión se hizo popular en el Reino Unido hace más de tres siglos y hoy muchos en el mundo asocian la bebida con los británicos a pesar de su origen chino e indio.
El periodista Dan Saladino investigó cómo nació la pasión nacional por el té para el programa Food Programme de BBC Radio 4.
Aquí revela cinco datos que podrían sorprender hasta a los más conocedores.
El té comenzó a consumirse en el año 200 a.C.
En el mausoleo Yang Ling, en China central, se hallaron ofrendas en las tumbas que parecían tortas hechas con hojas.
Los análisis revelaron la presencia de cafeína y teanina, mostrando que se trataba de hojas de té.
Se cree que se las enterraba con los muertos para que los llevaran a la ultratumba.
Todo el té proviene de una sola especie de planta, la Camellia Sinensis.
Las diferentes variedades se deben a las distintas subespecies de la planta, a las condiciones de cultivo y a los procesos de producción.
El té fue vendido en Londres por primera vez en 1657 por un hombre llamado Thomas Garraway.
Lo vendía en una tienda en el centro de la ciudad y era considerado un artículo de lujo.
En esa época comprar té era señal de sofisticación, pero no todos sabían qué hacer con el producto.
Hay fuentes que muestran a algunos ingleses poniendo las hojas en remojo y luego comiéndolas o usándolas como si fueran mermelada sobre las tostadas con manteca.
Los británicos obtuvieron su té de China hasta el siglo XVII, cuando hubo una ruptura de relaciones diplomáticas que suspendió el intercambio comercial.
Entonces la East India Company, que controlaba el comercio internacional de té, contrató a Robert Fortune, un legendario cazador de té.
Fortune se dedicaba a explorar el globo en busca de plantas de té que le vendía a la aristocracia.
Fue contratado con la misión de contrabandear plantas de té de China a India para comenzar una industria paralela en ese país, parte del imperio británico.
Tras lograr con éxito llevar unas 20.000 plantas hasta Darjeeling, Fortune descubrió que el té ya crecía ahí de manera natural.
Pero fue gracias a las actividades encubiertas de Robert Fortune que India pasó a ser considerada la Meca del té.
Cuando el té comenzó a importarse de la India en el siglo XVII cambió algunas costumbres de los británicos.
La planta de té que más crecía en India era una subespecie llamada Camellia Sinensis Assamica.
El té Assam era más rico en su versión negra que verde y el proceso de oxidación que oscurece la hoja eliminó los tonos florales y le dio a la bebida un gusto más fuerte y malteado.
Por eso cuando los ingleses recibieron las primeras mezclas de English Breakfast que contenían Assam les resultó natural agregarles leche.
Hoy esa tradición continúa.
En cambio, en Europa continental el té llegó a través de los Países Bajos, que la importaban de Indonesia, donde el gusto era más suave y no requería leche.
Por eso los británicos son los únicos europeos que siguen tomando su té con leche.