En los tacos de suadero, de pastor, de canasta, de barbacoa, o de cochinada (de todo lo que se queda en la parrilla)… en cualquier taco, la salsa es más que un condimento: es un elemento esencial del mismo.
Presumimos el chile como identidad de México, por lo tanto, podemos darnos el lujo de jugar con la versatilidad de este producto combinándolo con un sinfín de ingredientes –insectos, hierbas, verduras, semillas, especias, nueces, frutas, etc.– para crear salsas tan diversas que aunque se repiten en centenares de esquinas de México, siempre son diferentes.
Estas son nuestras salsas favoritas para taquear en cualquier lugar de México o en el mundo, donde haya un paisano.
Salsa mexicana o pico de gallo
El encanto del pico de gallo es la sencillez con que se prepara, se hace con cuatro ingredientes finamente picados, un poco de sal y ¡listo! Tienes la combinación por excelencia para los molletes, las papitas, los taquitos de pescado o lo que se te antoje. Su frescura es su gran cualidad y el poder de los chiles serranos picados en cuadritos le hacen justicia a esta salsa mexicana y evita que simplemente la llamemos “ensalada”.
Salsa borracha
Compañera fiel del taco de barbacoa, pero amigable con de todas las carnes. Esta salsa se emborracha en cerveza clara o pulque. Puede ser una probadita de la región hidalguense cuando se sirve en compañía de tacos de barbacoa y debido a su ingrediente especial “el pulque”, que tanto produce en Hidalgo. Por lo picante de esta salsa y en honor a su nombre, es la mejor cura para la agonía sufrida durante una cruda.
Salsa yucateca
El chile habanero es uno de los más temidos en todo el mundo, los mexicanos nos aventuramos a consumirlo en botellitas de salsa a cuenta gotas, pero no cabe duda que su versión recién hecha es la mejor y la más picante: nos asusta, pero nos gusta. Esta salsa, similar a un pico de gallo, pero más sencilla y mucho más enchilosa, está presente en todas las mesas del estado sureño de Yucatán y es ideal para acompañar platillos regionales como la cochinita pibil, los panuchos, y por supuesto… todos los tacos.
Salsa tatemada
El ligero sabor a carbón de los chiles puestos en comal y olor ahumado que despide al momento de ser preparados, nos hace imaginar en todas las opciones taqueras que puede acompañar esta salsa, claro, en presencia de una cerveza que refresque cada jadeo si es que el chile serrano llega a picar hasta en los oídos.
Salsa verde cocida y cruda
La verde es un clásico entre las salsas, pelea su popularidad con la salsa roja, pero la victoria depende del gusto de cada quien. Ya sea cocida o cruda, el sabor especial del tomatillo (también llamado tomate verde o tomate de hoja) combinado con chile y cebolla, siempre es una sorpresa al paladar que queremos tener en el centro de nuestras mesas, sin importar platillo que aparezca.
Salsa roja
Es cierto, los mexicanos a casi todo lo que comemos le ponemos limón… y salsa roja. Es un condimento para darle un toque de sabor y extra a cualquier platillo que se nos pueda ocurrir. Independiente del grado de picante de la salsa –incluso muchas no pican en lo absoluto– ese “caldito sublime” de jitomate con chile rojos sirvesimplemente para remojar cualquier comida en cualquier momento.
Los extras
Aunque en esencia no es una salsa, tampoco es un paté, ni un puré. El guacamole es simplemente eso: guacamole. Y es tan especial que guarda un lugar especial en nuestro corazón y en todos los menús del mundo. Aquí dos recetas muy mexicanas y que le van como anillo al dedo a todos los tacos.
Guacamole clásico
Nuestro amor por los aguacates está destruyendo los bosques de México, plantaremos más árboles si es necesario, pero cómo resistirnos a nuestro tan apreciado guacamole cuando una simple tortilla con una embarrada de esta delicia cremosa y verde nos hace tan felices. Un taco, una tostada, a cucharadas o como guarnición; el guacamole va con todo y vale la pena tener un molcajete para cualquier ocasión en que un aguacate se presente.
Guacamole con chicharrón y chapulines
Hablando de antojos, nunca es suficiente, por eso, potencializa la receta tradicional de guacamole con un puño de chapulines, chicharrón y una lluvia de queso cotija. Esta receta oaxaqueña le dará un crunch en cada mordida.