Las tendencias gastronómicas han colocado a la comida orgánica en un pedestal. Ya llegamos al punto de considerar como veneno a las frutas y verduras de supermercado por su gran tamaño, forma y color casi perfectos, lo que a todas luces indica su procedencia transgénica, casi plástica. Sin embargo, detrás de todo este discurso, ¿en realidad conocemos lo que implica que un alimento sea orgánico?
Lo primero que debes saber es que en la agricultura y ganadería orgánica todo se planea para no contaminar el medio ambiente. Los alimentos orgánicos, por ejemplo, no contienen agroquímicos, pesticidas o transgénicos, es decir, están libres de residuos químicos, aditivos sintéticos, alteraciones genéticas, hormonas, antibióticos y metales pesados. Por su parte, los animales se crían en libertad en el campo y no son sometidos a cautiverio, maltrato y sobrepoblación.
En la última década se ha relacionado lo orgánico con lo saludable, es decir, una manzana orgánica será más nutritiva que una manzana normal 0 una pieza de res de libre pastoreo será mejor que una de vacas alimentadas industrialmente. Para aquellos que cargan la bandera de ser individuos ultrasaludables por construir su dieta con alimentos orgánicos, les tenemos malas noticias: no hay ninguna evidencia científica que asocie un consumo de productos ecológicos u orgánicos con una mejor salud.
Un estudio de la Universidad de Stanford concluyó que los productos orgánicos tenían una ligera ventaja en cuanto a seguridad alimentaria. ¿Cual? Tienen 30% menos de residuos de plaguicidas que los alimentos convencionales, pero en general los niveles de plaguicidas en ambos alimentos orgánicos y no orgánicos estaban dentro de los límites de seguridad permisibles.
Según la Organización de la Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), los productos orgánicos certificados son aquellos que se producen, almacenan, elaboran, manipulan y comercializan con especificaciones técnicas precisas (normas). La certificación de productos orgánicos corre a cargo de un organismo especializado.
Una vez que se verifica el cumplimiento de las normas que rigen el ámbito de los productos orgánicos, se concede una etiqueta al producto. Esta etiqueta puede tomarse como garantía de cumplimiento de los requisitos fundamentales de un producto “orgánico” desde la finca hasta el mercado.
Si, los productos orgánicos están de moda y pareciera que todas las empresas quieren usar este etiquetado para aumentar sus precios y aprovecharse de los consumidores pro revolución verde. Pues no es así, el elevado costo de los alimentos orgánicos tiene varias razones:
Sin embargo, según la FAO, también existe otra serie de factores que deben tomarse en cuenta, la cual va más allá de términos monetarios, por ejemplo:
Más que un impacto fuerte en la salud -como se han vendido los alimentos orgánicos desde el principio-, el consumo de estos productos es un apoyo de alto impacto a productores y agricultores, y sobre todo a la naturaleza que se ha visto ya bastante afectada la por la industria alimentaria. Consumir alimentos orgánicos es poner nuestro granito de arena en el bienestar del medio ambiente y los miembros que lo conformamos.