Bangkok, capital de Tailandia, es una de las ciudades en el mundo que se caracteriza por la increíble y abundante oferta de comida callejera. Pero esto está a punto de cambiar. Recientemente, las autoridades locales prohibieron la comida callejera en las principales calles de la ciudad, lo que provocó la protesta de ciudadanos, turistas y, por supuesto, cocineros que se ganan la vida en una ciudad famosa por su cocina de calle.
Durante décadas, Bangkok ha sido un destino gastronómico gracias a sus restaurantes ambulantes que sirven fideos al vapor, pollo frito, cerdo agridulce y cientos de platillos vibrantes y sorprendentes que alimentan a turistas y locales hasta el amanecer.
Ahora, “las autoridades locales están trabajando para desaparecer los puestos de comida callejera en los 50 distritos de Bangkok con el fin de regresar las calles y la higiene a los peatones”, según el consejero de gobierno Wanlop Suwandee.
Por ahora, la prohibición solo aplicará para el distrito de Thong Lor, donde las calles deberán quedar desalojadas de puestos de comida a finales de este año.
El turismo -que conforma cerca del 15% de la economía tailandesa- es impulsado por cientos de tours que organizan vistas para conocer este tesoro gastronómico que ha sido nombrado por CNN como la ciudad con la mejor comida callejera ¡en todo el planeta!
Entonces, ¿qué está pasando? Desde 2014, el gobierno tailandés ha promovido una campaña para “limpiar” y “regresar la felicidad” al país, enfocándose en temas como la corrupción, la fiesta nocturna y el exceso de alcohol, y la prostitución.
El problema de remover o prohibir la comida callejera en Bangkok va más allá de quitar una fantástica opción turística. “¿Dónde comerán los empleados, los albañiles, los taxistas?”, pregunta Chawadee Nualkhair, bloguero tailandés, que explica a The Guardian que los intentos previos del gobierno de prohibir la comida callejera habían fallado. “Claro que hará a Bangkok menos atractiva, pero esta medida también le quita opciones baratas de comida a la clase trabajadora de Tailandia y cierra la fuente de ingresos para cientos de personas que se ganan la vida con esto”.
El jefe de distrito de Thong Lor, Boontham Huiprasert, ha mostrado tolerancia con la comida callejera de Bangkok y propone conservar los changarros que no obstruyan las calles o los carritos que puedan moverse, pero eso sí, nada de puestos semipermanentes con todo y sillas y mesas para que los comensales se sienten en paz a comer.